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martes, 14 de junio de 2011

Hipérbole

La psique americana tiene tendencia a la hipérbole. Si alguien te pregunta cómo estás y quieres decir que estás bien, nunca dirás “OK” o “fine”, es decir, bien. Lo propio es decir “great”, “very well” o incluso “I feel wonderful”, lo cual para un español equivale casi a decir que se encuentra en estado de éxtasis. Hace poco una persona que trabaja conmigo me hizo esta pregunta por la mañana a la cual respondí con un escueto “fine” (bien). Al poco esta persona le pregunto a mi mujer si me había pasado algo o estaba atravesando un momento difícil.

Esta perspectiva de las cosas – que a muchos españoles les resulta exagerada y falta de autenticidad – se extiende a todas las situaciones de la vida. A la opinión general sobre las personas, al plato que ha cocinado un amigo, al vestido que está llevando una conocida o al reconocimiento del trabajo de un compañero. Un cumplido como Dios manda ha de denotar una cualidad extraordinaria o, de lo contrario, suena a una confesión de mediocridad. De la misma forma, para condenar o emitir juicios negativos se huye de las rotundidades. Cuando algo no marcha como debería se dice que es “challenging” (literalmente que presenta un desafío) o “disappointing” (decepcionante). Términos que resultan muy tibios, casi eufemísticos, para los hispanohablantes. La apología del pensamiento positivo que es tan habitual en los libros de autoayuda, es moneda común en la vida norteamericana y requisito indispensable para tener éxito. La mirada limpia, sencilla, Teresiana, austera al modo de un bodegón de Sánchez Cotán que tenemos los españoles de ver las cosas, no puede ser más opuesta a la hiperbólica psique americana.

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