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domingo, 5 de agosto de 2012

Kevin Costner también reza


Hace poco leí en Parade, un suplemento periodístico que se adjunta todos los fines de semana con la prensa local y regional norteamericana, una entrevista con Kevin Costner que me resultó curiosa. La razón principal era que en esta entrevista el actor mencionaba como si cualquier cosa sus firmes creencias religiosas y que necesitaba rezar todos los días para vivir. No en vano hace unos meses Costner había rendido un sentido homenaje a su amiga Whitney Houston en el funeral celebrado en una iglesia baptista, que era la fe que ambos se profesaban.

Poco tiempo después, ya en España, me doy de sopetón con una entrevista de Julia Otero a Alejandro Sanz. La locutora menciona que el cantante se casará proximamente por la iglesia, a lo cual Sanz responde, casi avergonzado, escudándose en la belleza de las bodas católicas para justificar su decisión pero distanciándose prudentemente del actual papa y de una concepción tradicional de la iglesia. Sin embargo, se contradice al mostrar su admiración por Juan Pablo II, uno de los papa más tradicionalistas de los últimos tiempos, del que dice admirar su bonhomía, observación que la locutora, probablemente por desconocimiento, es incapaz de poner en duda.






Pocos días después hablo con dos mujeres españolas con vínculos con los Estados Unidos. Una de ellas, que vive allí, cuando se refiere a un conocido común, un profesor universitario norteamericano, menciona para justificar su supuesta rareza que "es muy religioso". La otra mujer, que tiene un familiar directo viviendo en este país con ganas de volver, trata de ofrecerme datos que justifiquen su postura citándome que donde vive hay gente que le pregunta a que religión pertenece y si va a alguna iglesia.

El español contemporáneo ha encontrado la manera de no tener que interrogarse acerca del sentido de la vida que es fundamentalmente no hacerse preguntas. Dar la cuestión por zanjada con la falsa seguridad de un adolescente. Porque tras esta ocultación del rol de la religión en la vida de las personas no hay nada, no hay razones, no hay argumentos, hay una mera omisión sustentada, si acaso, en razones estéticas (sentirse más europeos), de presión social o de adoctrinamiento. Que no se me entienda mal, hay grandes pensadores que son materialistas, nihilistas o ateos. No tiene nada de malo. Si lo tiene la irracionalidad cuando se hace gala de lo contrario y cuando se dice valorar la libertad. Mientras tanto, la Fundación BBVA ha sacado a la luz un estudio en el que pone de manifiesto la deficiente formación de los españoles en cuestiones científicas (junto a polacos e italianos, los peores de Europa). Una ignorancia que se compagina perfectamente con ser los europeos que mayor fe tienen en la ciencia para la resolución de distintos problemas, según el mismo estudio. La fe del converso, diría yo.

El americano es humilde porque reconoce que hay muchos fenómenos que el hombre no puede explicar o controlar. Ama la ciencia como nadie (el dato, la encuesta, los estudios científicos, los rankings basados en datos empíricos) pero cree en Dios porque sabe que hay últimas preguntas que no tienen respuesta. También ama la libertad de decirlo en público, sin tener que avergonzarse o someterse a la censura social. Kevin Costner es sólo uno más de ellos.

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