¿Cómo son los americanos? ¿Son tan simples como dicen algunos? ¿Les conocemos tan bien como creemos gracias a las noticias y las películas? ¿En qué se diferencian de los españoles? En American Psique, César García responde a éstas y otras preguntas a través de un análisis pormenorizado de los elementos que conforman la psicología de los habitantes de los Estados Unidos en el siglo XXI.
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sábado, 31 de octubre de 2015
sábado, 24 de octubre de 2015
Querer a los ricos
No es uno de los rasgos más
admirables de los españoles vilipendiar al rico por el mero hecho de serlo.
Resulta igual de despreciable que el respeto al dinero porque sí. Para
explicarlo, por pereza mental más que otra cosa, se ha hablado demasiado de la
herencia católica, del “antes pasará un camello por el ojo de un aguja que un
rico ingresará en el reino de los cielos.”
No, no es sólo eso, ni mucho menos. No es sólo la riqueza el quid de la
cuestión. Es el rico.
Se ha dicho también muchas veces que a los ricos en España no se les quiere
porque han logrado su fortuna gracias al Boletín Oficial del Estado mientras
que los americanos lo han hecho gracias a sus ideas, espíritu emprendedor y
amor al riesgo. Tampoco ha sido exactamente así.
A Amancio Ortega no se le quiere tanto como a Bill Gates y no es que Ortega
no haya hecho su fortuna quizás recibiendo quizás menos favores del gobierno
que Gates pero su producto no ha cambiado el mundo y, para que engañarnos,
tampoco es tan generoso como Gates aunque si de más de lo que muchos piensan.
Entonces, ¿por qué los españoles no quieren tanto a
Ortega o a Isaac Andic o a Juan Roig?
Sencillamente porque no les conocen. Ortega salió a regañadientes en una
foto cuando se lo exigió la CNMV para que Inditex pudiera salir a bolsa. Muchos
no saben si es de Valladolid, de León o gallego. A Isaac Andic, el dueño de
Mango, no le reconocerían cuatro tomando una caña en un bar. Nadie sabe sus
opiniones, ni como hablan, ni a que dedican el tiempo libre. En realidad, ¿habéis leído alguna entrevista o visto un programa
de televisión sobre Ortega? Yo no, y leo bastante todo tipo de prensa.
Lo que no se conoce, no se puede querer ni admirar. No conozco lo que
Amancio Ortega opina de nada. Ni a que se dedican sus fundaciones. He leído
algo de sus negocios inmobiliarios.
Es verdad que en América siempre se ha admirado a los ricos. Y que muchos
ricos americanos son generosos. Pero es que también es verdad que los ricos
americanos tienen presencia en la esfera pública, salen en la tele, dan
conferencias, van a la universidad, juegan al Bridge en campeonatos populares
(como Gates), se les conoce, se les toca, se conocen sus opiniones, sus
obsesiones, sus fobias, son seres humanos.
Amancio Ortega aparece como un hombre distante, introvertido, receloso,
defensivo, averso al riesgo a pesar de su imperio de la moda. Isaac Andic es
tres cuartos de lo mismo, siempre hablando en foros de empresarios, alejadísimo
de las preocupaciones de la gente. Villar Mir o Florentino Pérez, a pesar de su
presencia en el mundo del fútbol, aparecen demasiado próximos al poder, al que
sea, y en ese escenario turbio que es el palco del Bernabeu.
Es normal que no les quieran y no sería tan difícil cambiarlo si a alguien
le importara.
Generación Z
A los americanos les molan las generaciones. Primero fue la X, luego la Y y
ahora la Z. Cómo llamarán a la próxima si no quedan letras?
Los X fueron, fuimos, los apáticos, individualistas y egoístas. Siempre
preocupados por el “show me the money.”
Los Y son los repelentes millenial, engreídos, perezosos, unos inútiles, en
suma. Esos impacientes que creían que lo habían visto todo sin apenas haber aprendido a andar. Los del "Been there. Done that. Got the t-shirt."
Los Z serán, o ya son, digitales 100 por cien. Acostumbrados al prefijo
multi: multiculturales, multirraciales, multimedia, etc… Con un sentido de la
atención presto a lo nuevo, a lo divertido pero por un tiempo cada vez más
limitado a unos breves minutos, quizás segundos.
En realidad, todo son especulaciones, empezando por la existencia de la
generación misma que va desde comienzos de los 90 a mediados del año 2000.
Pero, bueno, para los que estén cansados los millenial, el New York Times ha publicado un artículo interesante
sobre lo que viene.
Dicen que son pragmáticos, trabajadores, la moda les importa un comino y lo
que les apasiona es la tecnología, los gadgets.
Bueno, en realidad el artículo del New York Times no lo deja tan claro pero es interesante:
http://www.nytimes.com/2015/09/20/fashion/move-over-millennials-here-comes-generation-z.html?_r=0
domingo, 18 de octubre de 2015
¿Qué es lo que más envidian los europeos de los americanos?
Hace poco charlaba con un conocido músico español después de un concierto. Tomando
una copa de vino, me preguntaba con inters (aunque el es un communicator excelente) por qué los americanos eran tan
buenos hablando y presentándose en público. Por supuesto, les dije que era
porque la educación les prepara para ello desde la más tierna infancia,
exponiéndoles a performances de
diverso tipo en clase y fuera de la clase.
Imitaciones, actuaciones, obras de teatro, conciertos de navidad y un
sinfín de momentos en que hay que dar la cara. En la universidad los cursos de public speaking son obligatorios en
muchos grados. Pero, sobre todo, si uno no quiere verse condenado al
ostracismo, a un cierto nivel de marginalidad, tiene que saber hacerlo o al
menos intentarlo. Resultado: que un elevado número de norteamericanos son
buenos story-tellers, saben contarte
una historia independientemente de su nivel de conocimiento y preparación. Por
supuesto, ayudan muchas otras cosas como que el optimismo es la norma y que el
sistema educativo está concebido no tanto para adquirir conocimientos como
confianza.
Por ejemplo, a uno siempre le sorprenden lo indulgentes que los americanos
son con el conocimiento de lenguas extranjeras. Aunque apenas conozcan los
rudimentos de un idioma, muchos creen que eso equivale a hablarlo un poquito.
Si son capaces de entender unas cuantas frases e hilar mínimamente una
conversación, hay bastantes que dicen que hablan ese idioma de forma fluida.
Exceso de confianza o quizás que un país en el que el unilinguismo es la
norma incluso entre las élites intelectuales y hasta cierto punto se sigue
considerando un rasgo positivo, un conocimiento rudimentario de otra lengua se
considera una conquista.
Pero a lo que iba, los norteamericanos no se avergüenzan de que la forma
sea la sustancia. Algo que tienen muy claro en los procesos de selección, a la
hora de determinar quien deber ser el líder de lo que sea. En cierto sentido,
aunque es cierto que es una sociedad mucho más intransigente con la mentira y
menos cínica que las europeas (sirva como botón de muestra el caso Volkswagen)
lo que se dice o como se dicen las cosas tiene igual o más importancia que la
realidad objetiva. Crear un paquete y colocarle un lacito a una minucia o poner en un papel
cosas que a los europeos les resultarían obvias forman parte del ethos norteamericano.
Los europeos se ríen de ello, lo consideran un rasgo de superficialidad, de
inautenticidad e incluso de falta de inteligencia.
Sin embargo, secretamente les envidian y matarían por saber presentarse
como lo hacen ellos.