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viernes, 20 de noviembre de 2015

América sigue molando

Digamos lo que digamos. Aunque nos encontremos en una era de transición en la que lo antiguo no ha terminado de desaparecer y lo nuevo no ha terminado de consolidar su hegemonía, hay cosas que no cambian.

América sigue molando a la gente.

En la piel de toro, las tradiciones religiosas o incluso las celebraciones del patriotismo constitucional se transforman en puentes infinitos y son reemplazadas por festividades surgidas del imaginario cinematográfico cuando no del más obvio consumismo pasados los años del consumo irónico.

Halloween se muestra claramente bastante más sólido, y por supuesto más divertido, que la festividad de todos los santos para la gente menor de treinta e incluso cuarenta años.

Thanksgiving siempre ha gustado. Quién no recuerda con delectación a Michael Caine trinchando el pavo en esa casa de Manhattan acogedora y bien caldeada en la película Hanna y sus hermanas. Viéndola casi se paladeaba el pavo aunque en la realidad su carne sea bastante insulsa y se enfríe con facilidad.

Mientras las fiestas navideñas se secularizan y no dejan de ser poco más que una ocasión para meterse una comilona pagada por la empresa entre pecho y espalda, irse a esquiar o tomarse unas vacaciones en Cabo de Gata, a los Americanos el Día de acción de gracias que todavía sigue siendo una festividad seria.

En España, en general se imitan los modos de vida y costumbres norteamericanas con bastante impudicia. En un país en el que la venta por catálogo fue siempre considerada algo exótico, hoy día SEUR se forra mandando sobres a las casas con mercancías. Se pasó en un periquete de que la ropa interior oliera a humo después de una noche de farra en cualquier local de Malasaña, a ver a los fumadores casi como enfermos.

La campaña comercial con motivo del Black Friday, el viernes posterior al jueves de acción de gracias, supera todos los precedentes. No solo Amazon sino el comercio español al completo se ha puesto de acuerdo en montar un día de rebajas el día 27 de noviembre. Aunque en España sea un día laborable, aunque la gente haya dormido bien, aunque no haya resaca y aunque no haga tanto frío y uno salga a la calle y, a diferencia de la mayoría de los pueblos y pequeñas ciudades norteamericanas, tenga gente con la que reunirse y cosas que hacer.


América sigue molando, reconozcámoslo.

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