Una noche
más a vueltas con Trump. Es lunes por la noche en la CNN. Pero da igual que sea
martes, miércoles o jueves. Siempre Trump y siempre un único tema, la
inmigración.
Dentro de
un ámbito de moderación, periodistas e invitados de todos los colores y
tendencias para dar su opinión acerca de las últimas declaraciones, comentarios
y movimientos del magnate neoyorkino.
Tan
apegado está el periodismo actual a lo nuevo, al momento, que todo resulta
demasiado viejo y visto. El relato periodístico, sobre todo el televisivo, se
ha convertido en un correlato más de las viejas y estereotipadas ideas de Trump
y sus asesores de campaña para llamar la atención.
Por
supuesto que la CNN y otras cadenas autoproclamadas “equilibradas” o incluso
“progresistas” saben que dando atención, el bien más caro hoy en día, le están
haciendo el juego. Lo hacen con gusto al igual que los ciudadanos convertidos
en consumidores de espectáculo a sabiendas para luego tener munición para sus post en las redes sociales.
Se ha
agotado lo decible sobre el personaje desde hace meses. Que sus ideas son
disparatadas, anacrónicas, imposibles de llevar a la práctica, que excluye a
amplias minorías imprescindibles de su masa de votantes, que no le salen las
cuentas.
Sin
embargo, a pesar de no haber fabricado grandes novedades, lo siguen repitiendo
día tras día. Y eso que, al igual que los periodistas deportivos españoles que
tratan de insuflar un átomo de emoción a una liga llena de Real Madrid Celtas y
Barcelona Leganeses, se cuidan de que parezca que Trump tiene posibilidades a
pesar de la amplia ventaja de Clinton. Les conviene o nos conviene a todos.
No les he
escuchado preguntarse porque el Presidente de México, Peña Nieto, ha aceptado
recibir a Trump después de insultar repetidamente a sus conciudadanos. Quizás,
a los norteamericanos sea de la tendencia que sean ni se les pase por la cabeza
que un mandatario extranjero, y más si es mexicano, no pueda recibir a un
candidato a la Casa Blanca aunque sea como Trump. Les parece lógico y hasta
razonable. Ahí puede estar el quid del problema.
“Quand la
France s’ennuie” (Cuando la Francia se aburre) fue el título que el periodista
francés de Le Monde, Pierre Viansson-Ponté, escribió para explicar que
la gran causa de Mayo del 68 era que, en medio de un ambiente de estabilidad
económica y política, los franceses se habían quedado sin grandes causas por
las que luchar.
No es el
caso se los Estados Unidos actuales donde abundan los mismos males desde hace
décadas. Sin embargo, a uno le hace sospechar que justo aquellos aspectos que
trazan la decadencia de América según Trump son los que mejor van últimamente:
la economía crece y bien, la inmigración ilegal es bastante menor que en el
pasado y el crimen ha decrecido a mínimos históricos. Sin embargo, son los que
mejores réditos electorales le han dado hasta la fecha.
¿Se aburre América? Tal vez un poco.
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