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martes, 24 de mayo de 2011

Mentor

Trabajar en Estados Unidos, y particularmente en un contexto educativo universitario, implica escuchar en bastantes ocasiones una palabra que en España ha desaparecido prácticamente del dominio público, el término mentor. La etimología es la misma tanto en español como en inglés y viene a significar consejero o guía. Mientras que para nosotros los españoles es un concepto que nos remite a una era pasada en la que quizá determinados artistas o intelectuales jóvenes ejercían de discípulos de otros más consagrados, para los americanos es una idea vigente e institucionalizada.
En el mundo profesional o académico norteamericano se entiende que convertirse en mentor de alguien o en un mentee, es decir, una persona que sigue el consejo o la guía de otro, no es producto del azar o la coincidencia de haber conocido a alguien determinado con un carisma especial. En empresas y universidades hay procedimientos claramente delimitados para que los profesores más expertos guíen a los más jovenes, los profesionales más veteranos a los recién llegados y los docentes a sus alumnos fuera del aula. Es, sin más, una obligación del que sabe más, del más curtido, instruir en la toma de decisiones al que sabe menos, al más inexperto. Por supuesto, como todo en la vida hay mentores mejores y peores, pero la buena disposición, tanto para el consejo como para el aprendizaje, suele estar presente en ambas partes. Para muchos americanos, compartir su conocimiento y tiempo con otros es parte de la noción de servicio a los demás que se espera de cualquier persona con responsabilidades, con independencia de sus creencias religiosas, éticas o morales. Es, sin más, un rasgo de liderazgo.

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