La relación de los americanos con la comida es cuando menos curiosa y la prueba de que tampoco los americanos son perfectos. Probablemente en ningún país se editen tantas publicaciones o existan más canales de televisión que traten de cocina. Los libros y expertos de comida sana también proliferan por doquier. Sin embargo, la obesidad sigue siendo un problema acuciante (aunque aquí estamos empezando a experimentarlo en nuestras propias carnes y nunca mejor dicho) y amplias capas de la población carecen de una cultura básica en lo que se refiere al consumo de comida de calidad.
Los americanos supeditan el consumo de comida a valores fundamentales como la practicidad, la libertad individual y la administración de los propios recursos. En el país más rico del mundo sorprende que las escuelas carezcan de cocina propia y confíen los almuerzos a empresas de catering. Es una cuestión básicamente presupuestaria que, en el caso de las escuelas públicas, podría resolverse aumentando los impuestos del condado pero que provocaría una seria respuesta social. La consecuencia es que los niños deben acostumbrarse al sabor de los nuggets o pizza recalentados o a tomar almuerzos que generalmente consisten en un sandwich frío. Nadie rechista ya que los valores fundamentales mencionados se consideran parte del ethos americano.
No hay comentarios:
Publicar un comentario