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domingo, 20 de enero de 2013

La revancha de los becarios


Charlie Rose es una institución en la televisión pública norteamericana. Por el estudio de su programa pasa todos los días la flor y nata del tema que se trate. Si se habla de cocina entrevista a Ferrán Adrià, si se habla de economía a Roubini y si se habla de tecnología a Bill Gates.

Lleva haciendo entrevistas sin concesiones ni cortes publicitarios a muchos de los cráneos más privilegiados del mundo durante alguna que otra década. Goza de prestigio incluso entre los que nunca han visto su programa y el TIVO trabaja más que nunca a la hora en que se emite su programa en muchos hogares cultos norteamericanos. Es una de las escasas pruebas vivientes de que la televisión puede ser otra cosa. Cuando uno asiste a sus entrevistas, tiene la sensación de ser un individuo más completo.




Charlie Rose ha perdido recientemente un juicio contra uno de sus becarios que le acusaba de no haberle pagado ninguna remuneración cuando en realidad estaba realizando un trabajo que correspondía a un profesional hecho y derecho. En realidad, La productora de Charlie Rose ha tenido que pagar 1.000 dólares a cada uno de los 189 becarios que ha tenido en el programa desde sus comienzos. En total, un cuarto de millón de dólares.

Todo el mundo se ha enterado ya que la noticia ha sido divulgada en el New York Times y en otros medios líderes. A Charlie Rose no se le ha caído la cara de vergüenza y su vida personal y profesional ha seguido poco más o menos como estaba. Pero al menos se ha hecho pública la infamia y sus compañeros de profesión, muchos de los cuales probablemente cometen pecados parecidos, no le han tapado.

En el país del capitalismo salvaje, donde más se pisotean los derechos de los trabajadores, en el que se permiten las peores desigualdades según algunos, sigue habiendo un sentido del decoro, de respeto por el trabajo, de sentido de la justicia y afán por ejercerla que permite a un becario enfrentarse a Charlie Rose, ganar y que se haga público por los mismos compañeros de profesión de la parte perdedora. Debería hablarse más a menudo de eso.

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