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jueves, 21 de marzo de 2013

Lo que no se aprende, no se sabe


En América no hay intelectuales. El uso de semejante expresión despierta sospechas, un deje de ironía. Los intelectuales al modo en que los conocemos en Francia, la Europa Mediterránea y Latinoamérica pasan por ser gente desinformada y excesivamente opinativa que piensa que el bagaje de unas cuantas lecturas, viajes y conversaciones les hace especiales. Una antigualla. Resultan pedantes, superfluos, gente de la que hay que desconfiar no sólo en tiempo de elecciones sino en cualquier momento del día y de la noche. Hay que huir de ellos en la política, la universidad, la televisión, la radio. Suelen ser además gente pretenciosa y arrogante que siempre piensa que tiene la razón aunque nunca se haya acercado a los problemas de frente.

No les falta razón. Los intelectuales carecen de los datos básicos para evaluar la mayoría de las situaciones. Basan la fuerza de sus argumentos en deseos, intuiciones, en una bonhomía intrínseca sin coste alguno para sus reputaciones. Los americanos que siguen buscando interpretaciones holísticas del género humano siguen creyendo en Dios y la religión.  Un sucedáneo de las mismas podrían ser los economistas y los escritores del Wall Street Journal ya que vivimos una época en que cada vez más gente cree que la economía lo explica todo. Lo más cercano a un intelectual que tiene América son los Paul Krugman, Gary Becker o Roubini. Al menos ellos si que saben leer estadísticas, hacer logaritmos y tienen una visión global del mundo.

En una cultura que entiende que puede aprenderse a escribir una novela (en las universidades abundan las carreras en creative writing [literatura creativa]), igual que a ensamblar los materiales de un coche o a confeccionar el cuestionario de una encuesta, aquel que se agarra a la noción de talento innato lo tiene jodido.

El tiempo parece estar dándoles la razón. Lo que no se aprende en la clase de una universidad, no se sabe, aunque seas un jodido intelectual.

10 comentarios:

  1. Hola, César:
    Me llamo Pilar y soy profesora de Latín y Cultura Clásica en un IES español.
    Acabo de leer en su blog “American Psique” su post del jueves 21 de marzo y es bien cierto: “Lo que no se aprende, no se sabe”:
    El término “intelectual” en nuestras lenguas y en nuestra cultura mediterránea tiene varias acepciones, pero, de acuerdo con lo que usted explica, parece como si a los americanos les hubiesen llegado solo las peyorativas. “Intellectualis” deriva del verbo “intellegere” (inter + legere), que significa “leer entre (líneas)”. Un intelectual es alguien que a base de leer ha aprendido a discernir, a distinguir lo que vale de lo que no vale, a separar el grano de la paja. Es comprensible que no sea muy popular en la cultura del “todo vale”.
    Claro que hay falsos intelectuales que al final no son más que charlatanes de medio pelo. Pero, cuando lo más cercano que tiene América a un intelectual es un economista, estamos ante la prueba evidente de una grosera concepción mercantilista del mundo. Y, para más inri, los partos de esa clase de intelectos de poco están sirviendo para paliar la grave crisis económica, social y política en que está inmerso Occidente.
    Con respecto al creative writing: “nihil novum sub sole”. Lo inventaron los antiguos griegos y lo llamaron Rhetorica (conjunto de técnicas para construir un buen discurso o para escribir con pericia obras en verso o en prosa). Cicerón, Julio César, Livio, Virgilio, Horacio, Ovidio y muchos más cuya enumeración sería larga, aprendieron a escribir con los mejores “rhetores” griegos de su época. Pero tengo para mi que ninguno hubiera llegado a ser quien es sin ese talento innato o, si lo prefiere, ese toque de gracia divina que los vuelve inmortales.
    P.D.:
    A propósito de su artículo de opinión titulado “La enfermedad del clientelismo” y publicado en El País este 28 de marzo, me gustaría comentarle lo siguiente:
    El sistema clientelar hunde sus raíces no en el mundo medieval, sino en lo más profundo de la cultura grecolatina, que a su vez probablemente lo hereda de una situación anterior.
    En la antigua Roma existía una práctica institucionalizada, la “salutatio matutina”, que consistía en lo siguiente:
    Temprano por la mañana los “clientes” de un “patronus” acudían a su casa para saludarlo, le besaban el “anulus” (diminutivo de “anus”) escenificando así la más absoluta fidelidad, incluida la de voto en los comicios , y recibían la “sportula” (porción de comida y/o regalos entregados en esportillas o pequeños capazos).
    Huelga decir que el patronus pertenecía al “ordo senatorius”, la casta dirigente, y el "cliens" era del “ordo plebeius”, un ciudadano sin capital ni social ni económico y, por supuesto, sin derecho a “cursus honorum” (carrera política).
    Saque usted sus conclusiones.
    Yo, por mi parte, voy a sacar las mías: a estas alturas ya no sé si es usted un jodido intelectual o un intelectual jodido.
    Saludos

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    1. Pilar,

      Muchas gracias por su modestia y modales desplegados al iluminarme con su sabiduria.

      Si por lo menos le ha servido para sentirse mejor consigo misma, me doy por bien satisfecho.

      Saludos cordiales

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  2. Antonio - Lexington, KY3 de abril de 2013, 21:29

    César,

    Debe estar satisfecho. Con los dos artículos publicados en prensa nacional la semana pasada, en El País y El Confidencial, le están saliendo admiradores por todas partes. Hasta Pilar se ha dignado a bajarse de su torre de marfil para darle lecciones y, de paso, darle a besar su "anulus".

    La respuesta a su comentario a sido muy educada. Yo, en su lugar, le hubiera contestado lo que le dijo Tony Soprano a Bobby Baccala: "Now, get the f*** outta here before I shove that quotation book up your fat f***ing a$$!"

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    1. Hola, Antonio, pedazo de ingeniero civil:

      Comete usted dos faltas de ortografía: la primera después de "dignarse". Se dice "se ha dignado bajarse", así que esa "a" sobra. La segunda es más imperdonable: esa "a" después de "comentario" se escribe con hache. Veo que fluctúa usted entre "a",preposición, y "ha", del verbo haber.

      And about your "boutade", I see..., you're a perfect chauvinist.

      Pilar

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    2. Cuando estudiaba EGB tenía una profesora que pertenecía a una orden religiosa muy conocida, mas bien una secta. Aunque era laica y tenía casi sesenta años, en el colegio era vox populi que presumía de ser célibe tras haber hecho voto de castidad siendo aún muy joven. Esta profesora tenía muy malas pulgas y solo parecía gozar algo cuando pillaba a algún alumno en un renuncio. No se por qué me acordé de ella cuando leí su comentario.

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  3. Gracias por el comentario. Puedes tutearme, Antonio. La verdad es que sí, he tenido una "semana de pasión" periodística producto más de la casualidad que de otra cosa.

    Me has recordado lo buena que es la serie de Los Soprano, de la cual todavía hay un par de temporadas que no he visto.

    Por cierto, a qué te dedicas en Kentucky si no es indiscreción?

    César

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  4. Antonio - Lexington, KY4 de abril de 2013, 6:23

    Soy ingeniero civil y llevo la friolera de 21 años en Kentucky. Estoy casado y tengo dos hijos kentuckianos que se niegan a hablar español aunque lo entienden perfectamente (esto corrobora una entrada antigua de tu blog donde ponías en entredicho el supuesto potencial del español en EEUU). Hace bastantes años, en el 88, estudié el año de COU relativamente cerca de donde estás tú, en Kelso, al lado de Longview, en la ribera del río Columbia. No fue un año memorable pero me encantaron muchas cosas de este país. Por esa razón después de unos años en la Politécnica de Madrid decidí transferirme a la universidad de Kentucky donde estudiaba un hermano mío y aquí sigo.

    Aunque lo acabo de descubrir tan solo hace unos días, después de leer tu artículo en El País, me gusta mucho tu blog porque me reconozco en muchas de tus opiniones sobre este país y sobre España. Es un blog muy necesario porque tumba muchos prejuicios e ideas preconcebidas erróneas. Hace un tiempo me contaron el caso de un «converso» que refleja con exactitud ese malentendido general. Se trataba de un profesor universitario gallego, un izquierdista antiamericano furibundo al que ofrecieron una beca para investigación en Berkeley. El hombre al principio no quería ir porque le parecía que iba contra sus principios ir al corazón del imperio, the belly of the beast. Aceptó al final y después de unos meses de estancia en California lo que no quería es volver a su plaza en Santiago. Decía admirado que nunca lo habian tratado tan bien ni le habían dado tantas facilidades como aquí en su universidad española. Estaba fascinado porque en Berkeley solo había conocido a gente amable hasta la exageración.

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  5. Mis dos hijos nacieron en Madrid. El mayor habla español bastante bien porque hasta los tres años era su primera lengua y quien tuvo, retuvo, sobre todo porque el español lo utilizamos en casa y pasa en España un par de meses todos los veranos. La pequeña es como los tuyos, lo entiende y cuando va en verano a España se suelta pero el resto del año casi no lo habla pese a mis esfuerzos. Para que engañarnos, el español por estas latitudes se considera un idioma de gente pobre y poco cultivada.

    La verdad es que es grande la sensación de libertad que se vive aquí y de que llevar a cabo tus proyectos es posible en un periodo de tiempo razonable aunque no tengas el capital social del que hablo en el artículo. Por muy izquierdista que seas, como el caso de ese converso del que me hablas, la evidencia tiene un peso muy grande.

    Gracias por abrirte.

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  6. Antonio - Lexington, KY5 de abril de 2013, 2:31

    Es sorprendente lo de los niños. Tanto yo como mi mujer les hablamos en español todo el tiempo. Pero de alguna forma a partir de los tres años se dan cuenta de que el español aquí es una lengua minoritaria que casi solo hablan sus padres y entonces se cambian al inglés por puro sentido práctico. Y como saben que les entendemos si nos hablan en inglés, no se molestan en decir mas que unas palabras en español.

    La mayoría de los niños perfectamente bilingües que conozco son hijos de inmigrantes hispanos que casi no saben inglés. En esas familias los niños tienen a la fuerza que hablar las dos lenguas muy bien para comunicarse con sus padres y para entender a todos lis demas e incluso hacer las veces de traductores cuando los acompañan al Walmart.

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  7. Pues fijate, yo he tenido un cierto numero de alumnos hispanos cuyos padres son obviamente nacidos en Mexico, probablemente procedentes de un medio rural y con altas probabilidades de ser casi monolingues, pero que desde luego se sienten mas comodos hablando ingles que espanol.

    Creo que no hay que subestimar la potencia de los medios de comunicacion, la escuela e internet. Para que enganarnos, la mayoria del contenido de calidad (bueno, utilizando una acepcion amplia del termino) esta en ingles y yo creo que el acicate para que esta lengua se imponga por goleada es demasiado fuerte.

    Las veces que he visto mas motivados a mis hijos para hablar espanol era cuando era la lengua de una buena pelicula, serie de dibujos animados o les abria la puerta para hablar con otros ninos y pasarselo bien.
    Al final, prima la gratificacion inmediata.

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