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jueves, 28 de abril de 2011

Fútbol y excepcionalismo americano (I)

La pasión que estos días se vive en España con los múltiples enfrentamientos entre Real Madrid y Barcelona me trae a la cabeza la diferente relación que tienen los americanos con el deporte en general y con el fútbol en particular.

“Más que un club” o “más que un partido” son latiguillos recurrentes en los medios de comunicación españoles para referirse a este tipo de partidos. Sin embargo, en todos los años que he vivido en Estados Unidos jamás he escuchado o leído frases semejantes para referirse a un acontecimiento deportivo. Para el americano el deporte es sobre todo show, espectáculo y la emoción se termina cuando acaba el partido. Las ligas profesionales se basan en franquicias que están en manos de patrocinadores. En una mayoría de los casos, los equipos representan en primer lugar a la marca comercial que los financia y, secundariamente, a la ciudad en la que están localizados. Me viene a la cabeza el ejemplo del equipo de baloncesto Seattle Supersonics que, tras 40 años jugando en Seattle y ganar un título de la NBA, decidió marcharse a Oklahoma City tras ser vendido por su dueño Howard Schultz, el dueño de Starbucks, a un grupo de inversores de esta ciudad. Algo así como si el Sevilla se pusiera en venta y pasara a ser de un día para otro el equipo de la ciudad de Salamanca.

Sólo así se explica lo que está sucediendo con el fútbol (o soccer que es como aquí se le llama para diferenciarlo del fútbol americano), un juego con muy poca tradición en este país como deporte de élite. La liga local, bautizada como MLS (Major League Soccer), es sin embargo cada vez más popular. Las franquicias se multiplican. En 2009 Seattle adquirió su propia franquicia, los Seattle Sounders. En 2011 el equipo de la vecina ciudad de Portland, los Portland Timbers, ha empezado a jugar en primera división. Revistas, periódicos y programas deportivos hablan ya calurosamente de la rivalidad futbolística que se está fraguando en esta zona del país. Que no haya tradición es lo de menos. De hecho, los americanos en general no creen en las tradiciones (por eso son tan innovadores). Si hay que inventarlas, pues se inventan.

lunes, 25 de abril de 2011

Dinner clubs

Los dinner clubs son grupos de gente que, partiendo de la base de que sus miembros tienen una afición común, se reúnen periódicamente para cenar en casa de uno de ellos. Estas reuniones empiezan a ser una institución en los Estados Unidos. En realidad, para formar parte de ellos no hace falta que se comparta una afición determinada sino meramente el deseo de conocer gente nueva. En Ellensburg están bastante extendidos los dinner clubs para parejas que desean ampliar su mundo social.

La persona a cargo de formar estas redes sociales no lo hace movida por el interés pecuniario sino por el altruismo, ya que el dinero recaudado en cada una de estas reuniones, 10 dólares por pareja, va destinado a financiar las carreras universitarias de estudiantes con ingresos bajos.

Puede parecer que una sociedad en la que hace falta planificar las relaciones sociales no es del todo sana. Sin embargo, conviene realizar algunas apreciaciones. La movilidad geográfica, pese a la crisis inmobiliaria, sigue siendo muy importante en este país, y muy especialmente en las ciudades universitarias (college towns) donde el trasiego de profesores y personal de administración es constante. El riesgo de desarraigo, de llevar una vida solitaria y centrada en el trabajo está siempre ahí. Otra razón es que en este tipo de ciudades las relaciones entre el personal universitario y la población autóctona no suelen ser a veces tan fluidas debido a cuestiones como las circunstancias socioeconómicas y a la citada movilidad geográfica. Los dinner clubs, en los que coinciden personas nacidas y crecidas en la ciudad y nuevos profesores, son una buena manera de hacer comunidad.

Personalmente, pienso que este tipo de iniciativas demuestran varias características de la psique americana que deberían resultarnos atractivas. Primero, que por debajo de esa fachada individualista del americano, simbolizada por la figura del cowboy, siempre hay un anhelo de comunidad. Segundo, que la sociedad civil está muy viva, detrás de estas iniciativas no hay organizaciones muy estructuradas sino simplemente personas individuales que, sin reunir ninguna capacidad ni liderazgo especiales, se sienten capaces de levantar un proyecto, su proyecto. Por último, para mi son un símbolo de la psique americana que entiende que para que suceda algo (incluido tener amigos o expandir el círculo social) se requiere de un esfuerzo organizado, deliberado, que excluye el azar.

miércoles, 20 de abril de 2011

Amigos irreconciliables

Planned parenthood es una organización no lucrativa bien implantada en todo Estados Unidos que se autodefine en su versión española de la web como “un proveedor confiable de atención de la salud, un educador informado, un defensor apasionado y un socio internacional que ayuda a organizaciones similares de todo el mundo”. Aunque esta autodescripción pueda parecernos convencional en el sector de la salud, su actividad encierra un debate apasionado. Sus defensores y usuarios consideran que esta organización es un paliativo a la deficiente cobertura de los seguros médicos que a día de hoy deja a la intemperie aproximadamente a 40 millones de norteamericanos. Sus detractores consideran que, bajo el argumento de prestar servicios de salud a los más desfavorecidos, la actividad principal de Planned Parenthood es la realización de abortos y la distribución y asesoramiento acerca de métodos anticonceptivos.

Ellensburg cuenta con uno de los 800 centros de que Planned Parenthood dispone en todo el país. Hace poco inauguró sus nuevas instalaciones. La calle en la que están situadas, apartada del centro urbano, es todos los martes una de las más concurridas de esta ciudad en la que fuera de los confines del campus universitario la gente camina poco. Dos grupos de personas se apostan junto a su nuevo y moderno edificio desde las 10 de la mañana hasta que aproximadamente finaliza la jornada laboral. Uno de ellos sostiene pancartas en contra del aborto legal y considera que la vida humana comienza en el momento de la concepción. El otro reivindica que sin la existencia de Planned Parenthood muchas personas de ingresos bajos carecerían de los recursos para realizarse pruebas para la detección temprana de cáncer, test de SIDA o pruebas de embarazo.

En su aspecto externo ambos grupos no se diferencian demasiado. Leí en el periódico local que el grupo pro-vida proviene mayoritariamente de la parroquia católica local mientras que el grupo de aquellos que apoyan Planned Parenthood está compuesto por no creyentes y algunos miembros de las iglesias Metodista y Universalista. Por lo demás, la indumentaria y la edad de los mismos es bastante similar. La mayor parte del tiempo ambos grupos están en silencio sosteniendo sus pancartas o hablan entre ellos en voz baja. De vez en cuando comparten, además del frío intenso, chocolate, café y galletas. Pero quizás lo que más les una sea la creencia en el derecho a expresar públicamente sus convicciones y una idea profunda de lo que significa la palabra respeto.

viernes, 15 de abril de 2011

Esperando a Superman

Hace unos días vi una película-documental titulada Waiting for Superman (Esperando a Superman) que ha levantado una gran polvareda en los Estados Unidos. La película ha sido dirigida por Davis Guggenheim, el mismo director del documental que en España se tituló Una verdad incómoda. Trata de los problemas y las situaciones de desigualdad entre las personas (particularmente las minorías) que ha creado el comatoso estado de la educación pública preuniversitaria en Estados Unidos. El autor, de una forma un tanto simplista en mi opinión, centra sus críticas fundamentalmente en la rigidez de los sindicatos de profesores que, aferrados a sus privilegios, se oponen a cualquier tipo de reforma que tenga en cuenta la propia capacidad de cada profesor para innovar y producir resultados tangibles entre sus estudiantes.

No estoy de acuerdo con reducir a un diagnóstico tan simple un problema con tantas ramificaciones. El director no se refiere en ningún momento al contexto social e ideológico en que este proceso degenerativo de la educación pública ha tenido lugar durante varias décadas. Tampoco define lo que considera una buena educación y lo reduce básicamente al porcentaje de estudiantes que llega a la universidad. Nunca muestra en la película ejemplos concretos de buenas prácticas, de profesores o centros a los que pueda considerarse ejemplares. De acuerdo a su tesis, cuando un alumno fracasa la culpa siempre la tiene el profesor y el estudiante es la víctima.

Sin embargo, dentro del panorama desolador que describe, el documental me dejó algunas buenas sensaciones. Entre ellas, la sensación de independencia que, errado o acertado, despide. El propio acto subversivo de realizar un documental sobre un tema en apariencia tan árido para llegar al gran público. El hecho de que un director que en principio pueda parecernos de izquierdas por la posición que adopta respecto al cambio climático en su película anterior, sea capaz de lanzarse a la yugular de los sindicatos y criticar abiertamente el fracaso de la escuela pública aunque presumiblemente uno de los suyos (esto es una suposición ya que no conozco a que partido votó Guggenheim), Barack Obama, sea presidente de los Estados Unidos. Incluso las organizaciones que han impulsado el proyecto, como TakePart.com, una organización que aglutina organizaciones no lucrativas y marcas con el fin de concienciar a la ciudadanía y buscar soluciones acerca de problemas sociales importantes, transmite cualquier cosa menos sectarismo.

En España el estado de la educación es lamentable. Sin ir más lejos, un 30 por ciento de los estudiantes no finaliza la ESO, es decir, la escuela secundaria. Nunca he escuchado a un intelectual, ni mucho menos un director de cine, referirse a ello o criticar el desmoronamiento de la educación pública. Si acaso lo contrario, a pesar de las cifras. Todo pasa porque el gobierno de turno haga algunas mínimas reformas que nunca producen resultados más equitativos. Por este tipo de cosas hay quien afirma, entre ellos yo, que la democracia norteamericana es la mejor del mundo.

martes, 12 de abril de 2011

Miedo al blog

Tengo que confesar de partida mi prevención hacia los blogs. Siempre me han parecido un síntoma del narcisismo imperante en esta época que nos ha tocado vivir. Un fenómeno que, tarde o temprano, sufrirá una devaluación debido a la sobreabundancia. En el mejor de los casos, lo veo como un ejercicio ingenuo de impudicia por el cual nos autoproclamamos expertos en algo de lo que nadie nos ha pedido nuestra opinión. En los blogs se habla más que se escucha, se pelea más que se debate, se acude a confirmar las opiniones que uno ya tenía, se escriben cosas de las que uno se arrepiente y, cuando no se da ninguna de las circunstancias anteriores, los halagos y la lisonjas al blogger resultan cuando menos cargantes.

Aunque no se debe ni mucho menos a un problema de agenda, como en el caso de otros bloggers que conozco, lo cierto es que cuando Lo Que No Existe me ha pedido que iniciara este blog he sentido algo así como un agujero en el estómago. El mero hecho de que alguien me lea, aunque sólo sea Mercedes, la editora, Estela, la persona a cargo de la promoción del libro en las redes sociales, o Jennifer, mi mujer, ya me produce estrés. Resulta cuando menos raro que me sienta así cuando he escrito un libro sobre el mismo tema acerca del cual versa el blog, la grandeza (y también algunas miserias, por qué no) de la psique de los americanos. Ya debería haber sentido suficiente ansiedad al emprender la tarea de desmitificar un tema, como es la leyenda negra contemporánea acerca del carácter de los americanos, sabiendo que las desmitificaciones suelen estar condenadas al fracaso cuando no se ven respaldadas por una autoridad reconocida.

Por otro lado, me viene a la cabeza que más de 10 millones de americanos tienen un blog. Eso me recuerda lo diferente que es mi propia psique de la de los americanos. Aunque los admire tanto.

viernes, 8 de abril de 2011

American Psique, espacio de reflexión

Bienvenidos al blog de American Psique, el nuevo libro de la editorial LoQueNoExiste. 

En American Psique (editorial LoQueNoExiste), César García disecciona la forma de pensar de los americanos sin los prejuicios a los que estamos habituados y nos brinda el retrato de una sociedad caracterizada en su mayor parte por una serie de rasgos positivos. American Psique ofrece además las claves para comprender y afrontar la situación actual de crisis mediante, tal vez, un necesario cambio de actitud por parte de la sociedad española. Un texto a contracorriente.

Desde este blog, el autor explicará aspectos concretos de la obra y sus propias reflexiones. Además, os mantendremos informados del lanzamiento y las presentaciones de la misma, así como de todos los datos y noticias relevantes acerca de las diferencias entre la psique estadounidense y la española en el siglo XXI.

Queremos que éste sea un espacio participativo, de debate y discusión, que nos invite a todos a reflexionar. Os animamos a acercaros a American Psique y a compartir con nosotros vuestros puntos de vista.