En las últimas semanas he acompañado a varios estudiantes de mi programa de comunicación que han venido a España a tener otra perspectiva de lo que significa el mundo de la comunicación en la era de la globalización. Contra lo que se dice de que los americanos no viajan, es algo absolutamente frecuente y altamente valorado en las universidades americanas el desarrollo de programas de estudios en el extranjero. Durante este tiempo hemos convivido codo con codo. Hemos visitado periódicos, cadenas de televisión, agencias de noticias, museos y hablado con expertos del mundo de la comunicación en nuestro país (incluso me acompañaron a la presentación de American Psique aunque la mayoría de ellos no hablara español).
Al final, compartiendo unos aperitivos, llega el tiempo de hacer balance. ¿Qué es lo que más les ha gustado de España? Por este orden probablemente ha sido el Alcazar de Segovia y el tour del Bernabeu. La industria del entretenimiento, Walt Disney se inspiró en el castillo segoviano en alguna de sus producciones, y el deporte se han impuesto una vez más. Y es que el americano, casi de cualquier tipología, no tiene ningún empacho en confesar su preferencia por los elementos de la cultura pop sin importarle las apariencias.
¿Cómo son los americanos? ¿Son tan simples como dicen algunos? ¿Les conocemos tan bien como creemos gracias a las noticias y las películas? ¿En qué se diferencian de los españoles? En American Psique, César García responde a éstas y otras preguntas a través de un análisis pormenorizado de los elementos que conforman la psicología de los habitantes de los Estados Unidos en el siglo XXI.
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jueves, 30 de junio de 2011
martes, 28 de junio de 2011
César García, entrevistado por varios medios en la semana de presentación de American Psique en Madrid
César garcía, autor de American Psique (ed. LoQueNoExiste) y profesor de la Central Washington University, está estos días en Madrid para presentar su libro American Psique. Muchos medios se han interesado por hablar con el autor de esta obra a contracorriente que genera reflexión y debate. Entre otros, el autor ha sido entrevistado en Punto Radio, Radio Inter y Onda Cero, Executive Excellence, El Imparcial, El faro de Vigo, La Opinión de A Coruña o Intereconomía. Aquí os dejamos algunas de las reflexiones que César García ha realizado sobre su obra durante el transcurso de estas entrevistas.
"Los españoles tenemos una visión esquizofrénica de los Estados Unidos" Laopinioncoruna.es
"Los españoles tenemos una visión esquizofrénica de los Estados Unidos" Laopinioncoruna.es
"La idea de la autonomía personal para un americano es sagrada, ser dueño de su destino con independencia de dónde y en qué condiciones haya nacido. El americano sabe que tiene posibilidades si sabe jugar sus cartas. Eso tiene que ver con que es una nación que nació de una revolución, mientras que en España prima la idea de igualdad, aunque es un país muy poco igualitario" El Faro de Vigo
"El libro trata sobre el vocabulario, sobre la implicación de las palabras, sobre las diferentes connotaciones que nos rodean a los norteamericanos y cómo estos se contraponen", afirmaba el profesor estadounidense. Si bien American Psique es un texto que se centra en la cultura americana, al mismo tiempo hace una 'polémica y atrevida comparación', en palabras del propio Vita, de la sociedad española" El Imparcial
viernes, 24 de junio de 2011
Presentación American Psique en Madrid
El pasado miércoles se presentó en la FNAC de Madrid el libro American Psique. En el acto, organizado por la agencia Medialuna, participaron el autor, César García, la directora general de la editorial LoQueNoExiste, Mercedes Pescador, y el decano académico de Saint Louis University de Madrid, Paul Vita.
Durante la presentación, César García comentó que su obra tiene una vocación didáctica “para transmitir la idea de que se puede ir a otro sitio del mundo a aprender” y que ha tratado de ofrecer una visión sobre los norteamericanos "desde dentro".
Por su parte, Paul Vita destacó la valentía de César García al escribir un libro como este “atrevido y polémico” y que es “un tributo al sistema universitario estadounidense”. “Lo encontré tan absorbente que no pude dejar de leerlo; tanto, que me pasé la parada del metro”, explicó.
Durante la presentación, César García comentó que su obra tiene una vocación didáctica “para transmitir la idea de que se puede ir a otro sitio del mundo a aprender” y que ha tratado de ofrecer una visión sobre los norteamericanos "desde dentro".
De izda. a drcha. Paul Vita, César García y Mercedes Pescador |
Uno de los momentos de la presentación de American Psique |
El autor aseguró que “escribir sobre Estados Unidos es como escribir sobre fútbol o política, es decir, sobre ese tipo de temas de los que parece que ya se ha dicho todo”. García comentó que “en general, hay una cierta familiaridad con todo lo americano por lo que he intentado ofrecer una visión de los norteamericanos `desde dentro´, a través de la experiencia personal, pero sin renunciar a la investigación”.
jueves, 23 de junio de 2011
Generaciones
Muchos americanos se definen mediante la pertenencia a una determinada generación. En este país se habla con frecuencia, incluso en círculos no exclusivamente marketinianos, de los tradicionalistas, los baby-boomers, la generación X, la generación Y e incluso de la llamada generación Z en la que entrarían jóvenes que ahora tienen 11 años. Basta echar un vistazo en Amazon.com para comprobar que la literatura acerca de cada grupo de edad suele ser abundante y frecuentemente muchos de estos libros se convierten en bestsellers.
Tengo varios amigos americanos que andan por los 40 años a los que no les importa definirse (e incluso estereotiparse) como miembros representativos de la generación X. Algunos de ellos sienten un cierto resentimiento hacia sus padres por la falta de oportunidades en la vida que, en comparación, ellos se han encontrado.Sus padres suelen ser los baby-boomers, aquellos americanos nacidos con posterioridad a la segunda guerra mundial y hasta aproximadamente 1966. Es decir, la gente que se está jubilando ahora o se jubilará en masa en los próximos años.
En Estados Unidos los baby-boomers rigen la sociedad. Son los que ocupan los puestos de responsabilidad en empresas e instituciones y tienen más poder de compra que ningún otro grupo. Sus hijos, los miembros de las generaciones X (nacidos entre 1965 y 1980) e Y (nacidos entre 1980 y 2002), los ven como más competitivos e individualistas que ellos, pero en el fondo los absuelven por su idealismo y porque, después de todo, “cambiaron el mundo” trayendo en su juventud la revolución de los derechos civiles. Pero el mayor poder que tienen de facto los baby-boomers es el de la hegemonía cultural, el haber creado un mundo a imagen y semejanza de sus valores, que son los valores de la contracultura, fundamentalmente basada en la ruptura con las tradiciones, la multiplicidad de perspectivas, el hedonismo y la vivencia de nuevas experiencias como paradigma vital. En suma, la mayoría de los valores que han terminado configurando la sociedad de consumo actual.
Tengo varios amigos americanos que andan por los 40 años a los que no les importa definirse (e incluso estereotiparse) como miembros representativos de la generación X. Algunos de ellos sienten un cierto resentimiento hacia sus padres por la falta de oportunidades en la vida que, en comparación, ellos se han encontrado.Sus padres suelen ser los baby-boomers, aquellos americanos nacidos con posterioridad a la segunda guerra mundial y hasta aproximadamente 1966. Es decir, la gente que se está jubilando ahora o se jubilará en masa en los próximos años.
En Estados Unidos los baby-boomers rigen la sociedad. Son los que ocupan los puestos de responsabilidad en empresas e instituciones y tienen más poder de compra que ningún otro grupo. Sus hijos, los miembros de las generaciones X (nacidos entre 1965 y 1980) e Y (nacidos entre 1980 y 2002), los ven como más competitivos e individualistas que ellos, pero en el fondo los absuelven por su idealismo y porque, después de todo, “cambiaron el mundo” trayendo en su juventud la revolución de los derechos civiles. Pero el mayor poder que tienen de facto los baby-boomers es el de la hegemonía cultural, el haber creado un mundo a imagen y semejanza de sus valores, que son los valores de la contracultura, fundamentalmente basada en la ruptura con las tradiciones, la multiplicidad de perspectivas, el hedonismo y la vivencia de nuevas experiencias como paradigma vital. En suma, la mayoría de los valores que han terminado configurando la sociedad de consumo actual.
viernes, 17 de junio de 2011
Proyectos
Sin ánimo de ponerme transcendente, creo que una de las diferencias fundamentales entre americanos y españoles es que sus vidas tienen más sentido que las nuestras. No se trata únicamente de que crean masivamente en la existencia de Dios (más del 90 por ciento) lo cual indudablemente ayuda, sino que desde pequeños han vivido en una cultura que les ha insuflado la necesidad y conveniencia de tener metas y poner los medios para alcanzarlas. El llamado sueño americano no tendría tanto que ver con que todo el mundo logre convertir sus sueños en realidad, lo cual obviamente no es posible, como con la propia existencia de los sueños mismos. En América no resulta cursi ni naïf expresar en una conversación cuales son los anhelos de uno. Sin ir más lejos, en los curriculum vitae tras los datos personales suele incluirse un enunciado en el que se explica cual es el objetivo final del candidato que se está proponiendo para un trabajo determinado.
Asimismo, es bastante frecuente que los amigos se pregunten sin ambages acerca de las metas que cada uno de ellos persiguen en la vida y se animen mutuamente a ir en pos de ellas. Hay mucho más detrás del Just do it de Nike que un exitoso slogan publicitario. Los españoles, presos quizás de un nihilismo fácil que tiene como única función justificar una cierta idea de la resignación, ironizan sobre ello, pero a mi me parece que es el puro reflejo de que la psique nuestra tiene algo de low cost.
jueves, 16 de junio de 2011
Invitación presentación American Psique
Queridos amigos, aquí os dejamos una invitación para la presentación de American Psique que tendrá lugar el próximo miércoles 22 de junio, a las 11:00 horas, en la FNAC de Callao (Preciados 28, Madrid).
Durante la presentación, El autor, el autor madrileño César García, profesor de la Universidad Estatal de Washington, dialogará con el norteamericano Paul Vita, profesor de Saint Louis University en Madrid, y analizarán la psique de los ciudadanos de ambas culturas. Esperamos poder saludaros en este acto.
martes, 14 de junio de 2011
Hipérbole
La psique americana tiene tendencia a la hipérbole. Si alguien te pregunta cómo estás y quieres decir que estás bien, nunca dirás “OK” o “fine”, es decir, bien. Lo propio es decir “great”, “very well” o incluso “I feel wonderful”, lo cual para un español equivale casi a decir que se encuentra en estado de éxtasis. Hace poco una persona que trabaja conmigo me hizo esta pregunta por la mañana a la cual respondí con un escueto “fine” (bien). Al poco esta persona le pregunto a mi mujer si me había pasado algo o estaba atravesando un momento difícil.
Esta perspectiva de las cosas – que a muchos españoles les resulta exagerada y falta de autenticidad – se extiende a todas las situaciones de la vida. A la opinión general sobre las personas, al plato que ha cocinado un amigo, al vestido que está llevando una conocida o al reconocimiento del trabajo de un compañero. Un cumplido como Dios manda ha de denotar una cualidad extraordinaria o, de lo contrario, suena a una confesión de mediocridad. De la misma forma, para condenar o emitir juicios negativos se huye de las rotundidades. Cuando algo no marcha como debería se dice que es “challenging” (literalmente que presenta un desafío) o “disappointing” (decepcionante). Términos que resultan muy tibios, casi eufemísticos, para los hispanohablantes. La apología del pensamiento positivo que es tan habitual en los libros de autoayuda, es moneda común en la vida norteamericana y requisito indispensable para tener éxito. La mirada limpia, sencilla, Teresiana, austera al modo de un bodegón de Sánchez Cotán que tenemos los españoles de ver las cosas, no puede ser más opuesta a la hiperbólica psique americana.
Esta perspectiva de las cosas – que a muchos españoles les resulta exagerada y falta de autenticidad – se extiende a todas las situaciones de la vida. A la opinión general sobre las personas, al plato que ha cocinado un amigo, al vestido que está llevando una conocida o al reconocimiento del trabajo de un compañero. Un cumplido como Dios manda ha de denotar una cualidad extraordinaria o, de lo contrario, suena a una confesión de mediocridad. De la misma forma, para condenar o emitir juicios negativos se huye de las rotundidades. Cuando algo no marcha como debería se dice que es “challenging” (literalmente que presenta un desafío) o “disappointing” (decepcionante). Términos que resultan muy tibios, casi eufemísticos, para los hispanohablantes. La apología del pensamiento positivo que es tan habitual en los libros de autoayuda, es moneda común en la vida norteamericana y requisito indispensable para tener éxito. La mirada limpia, sencilla, Teresiana, austera al modo de un bodegón de Sánchez Cotán que tenemos los españoles de ver las cosas, no puede ser más opuesta a la hiperbólica psique americana.
miércoles, 8 de junio de 2011
España
Recientemente una de mis colegas más apreciadas, cuya oficina se encuentra enfrente de la mía, me hizo una pregunta que me dejó un poco desconcertado. ¿Es verdad que el ritmo de vida en España es más lento? No es la primera vez, por supuesto, que me hacen una pregunta de estas características con la carga connotativa que contiene. Curiosamente a mi siempre me ha parecido que el ritmo de vida en Ellensburg y en la universidad en general es sorprendentemente lento (cosa que por otro lado me agrada). No me imagino la misma pregunta hecha a un francés o un alemán. Lo que me sorprendió es que me la hiciera esta buena amiga siempre tan crítica con el etnocentrismo norteamericano.
La preocupación por la imagen que proyecta España y lo español en el mundo es algo que los españoles llevamos tatuado desde que venimos al mundo. Es la típica pregunta que mis amigos o familiares españoles con poca experiencia internacional hacen a mis amigos americanos o a mi mujer cuando les conocen por primera vez. Las respuestas, por suaves o humorísticas que sean, siempre provocan un asomo de decepción en los carpetovetónicos. Los estudios acerca de este tema son múltiples y recurrentes. En los últimos años el más completo fue el realizado por el Real Instituto Elcano en 2008 que resaltaba la fortaleza de los estereotipos tradicionales como el sol, los toros y el flamenco. En este estudio España era percibida como una economía no muy fuerte y sin marcas conocidas.
En todo caso, como siempre las encuestas desvirtúan la realidad. Más allá de las opiniones inducidas que generan sobre temas acerca de los cuáles el individuo no tiene en realidad opinión alguna, el americano medio no piensa en España y, por tanto, no tiene apenas opinión sobre las cosas que afectan o están relacionadas con nuestro país. Un dato ilustrativo. Siendo como es España uno de los países líderes en turismo y Estados Unidos la primera economía mundial con más de 300 millones de habitantes, sólamente unos 700.000 americanos visitan España anualmente. En función de con quien uno hable, pesará más la dimensión hispana o europea de España, pero lo que sobre todo predomina es el desconocimiento y la indiferencia.
La preocupación por la imagen que proyecta España y lo español en el mundo es algo que los españoles llevamos tatuado desde que venimos al mundo. Es la típica pregunta que mis amigos o familiares españoles con poca experiencia internacional hacen a mis amigos americanos o a mi mujer cuando les conocen por primera vez. Las respuestas, por suaves o humorísticas que sean, siempre provocan un asomo de decepción en los carpetovetónicos. Los estudios acerca de este tema son múltiples y recurrentes. En los últimos años el más completo fue el realizado por el Real Instituto Elcano en 2008 que resaltaba la fortaleza de los estereotipos tradicionales como el sol, los toros y el flamenco. En este estudio España era percibida como una economía no muy fuerte y sin marcas conocidas.
En todo caso, como siempre las encuestas desvirtúan la realidad. Más allá de las opiniones inducidas que generan sobre temas acerca de los cuáles el individuo no tiene en realidad opinión alguna, el americano medio no piensa en España y, por tanto, no tiene apenas opinión sobre las cosas que afectan o están relacionadas con nuestro país. Un dato ilustrativo. Siendo como es España uno de los países líderes en turismo y Estados Unidos la primera economía mundial con más de 300 millones de habitantes, sólamente unos 700.000 americanos visitan España anualmente. En función de con quien uno hable, pesará más la dimensión hispana o europea de España, pero lo que sobre todo predomina es el desconocimiento y la indiferencia.
lunes, 6 de junio de 2011
Nadal
Leo hoy en el periódico que Carlos Moyá ha escrito en su cuenta de Twitter sobre la admiración que le provoca que Rafael Nadal tenga las ganas de dar las gracias al público francés tras conseguir su sexto triunfo en Roland Garros. Efectivamente, si ese agradecimiento hubiera procedido de un deportista con un mínimo componente de mala leche, se hubiera interpretado como una provocación o, cuando menos, como una ironía. Desde hace varios años el distinguido público parisino que asiste a este torneo de tenis se dedica a celebrar cada fallo de Nadal y a vitorear al contrario (si, incluso aunque se trate de un jugadores tan desagradables como Soderling).
Las hipótesis que explican este comportamiento se antojan numerosas: puede tratarse simplemente de la particular idiosincracia francesa siempre difícil de descifrar, el aburrimiento de la grada de ver ganar al mismo jugador año tras año, o incluso un cierto sentimiento atávico de superioridad frente a su vecino del sur. Yo más bien me inclino a pensar que se trata de una afirmación de la iconografía que los parisinos han propagado por el mundo de sí mismos. Una percepción emparentada con aspectos como la pulcritud, la elegancia y la sofisticación. Eso es, sin ir más lejos, lo que ayer representaba Federer frente a Nadal. El buen gusto de no tener que correr para ser el mejor jugador de la historia, el saber estar en los anuncios comerciales para firmas como Rolex y Mercedes. Para muchos de ellos la personalidad de Nadal se antoja demasiado agreste en la arcilla, demasiado coraje, demasiada fuerza física, demasiadas carreras y golpes efectivos pero no tan bien perfilados como los de Federer. Encima, Nadal es humilde, a veces demasiado.
En cambio, la recepción que se dispensa a Nadal en Estados Unidos es diametralmente la opuesta. Las características de su tenis cautivan al público norteamericano. Su despliegue físico portentoso, su dureza mental, su afán de mejora constante aunque sea el número uno. También su personalidad. El chico que ha tenido la misma novia desde la adolescencia, que todavía vive con su madre, que sigue diciendo que Federer es el mejor tenista de la historia aunque le gane a menudo. Los americanos aman a Nadal. Todavía me acuerdo de ver como hace poco Larry Ellison, el Presidente de Oracle, vivía, acompañado de su hija, como si le fuera la vida en ello, los partidos de Nadal en el torneo de Indian Wells. Igual que el resto del público. Nadal es el ideal normativo de la psique americana.
Las hipótesis que explican este comportamiento se antojan numerosas: puede tratarse simplemente de la particular idiosincracia francesa siempre difícil de descifrar, el aburrimiento de la grada de ver ganar al mismo jugador año tras año, o incluso un cierto sentimiento atávico de superioridad frente a su vecino del sur. Yo más bien me inclino a pensar que se trata de una afirmación de la iconografía que los parisinos han propagado por el mundo de sí mismos. Una percepción emparentada con aspectos como la pulcritud, la elegancia y la sofisticación. Eso es, sin ir más lejos, lo que ayer representaba Federer frente a Nadal. El buen gusto de no tener que correr para ser el mejor jugador de la historia, el saber estar en los anuncios comerciales para firmas como Rolex y Mercedes. Para muchos de ellos la personalidad de Nadal se antoja demasiado agreste en la arcilla, demasiado coraje, demasiada fuerza física, demasiadas carreras y golpes efectivos pero no tan bien perfilados como los de Federer. Encima, Nadal es humilde, a veces demasiado.
En cambio, la recepción que se dispensa a Nadal en Estados Unidos es diametralmente la opuesta. Las características de su tenis cautivan al público norteamericano. Su despliegue físico portentoso, su dureza mental, su afán de mejora constante aunque sea el número uno. También su personalidad. El chico que ha tenido la misma novia desde la adolescencia, que todavía vive con su madre, que sigue diciendo que Federer es el mejor tenista de la historia aunque le gane a menudo. Los americanos aman a Nadal. Todavía me acuerdo de ver como hace poco Larry Ellison, el Presidente de Oracle, vivía, acompañado de su hija, como si le fuera la vida en ello, los partidos de Nadal en el torneo de Indian Wells. Igual que el resto del público. Nadal es el ideal normativo de la psique americana.
jueves, 2 de junio de 2011
Veteranos de guerra
Aunque hace poco me referí a la presencia de los militares en la vida civil, no tengo ninguna obsesión especial con este mundo. De hecho, pasé algunas etapas de la infancia agobiado por la idea de saber que algún día me tocaría hacer el servicio militar como a mi padre o a mis hermanos (finalmente me hice objetor de conciencia). Tampoco me gustan las armas y el cine bélico me pone a dormir. Lo más cercano que me he sentido de ese mundo fue leyendo Ardor guerrero de Muñoz Molina que fue como hacer la mili por correspondencia.
Sin embargo, siento admiración por los militares en general que a cambio de un sueldo muy bajo (al menos en España) hacen un trabajo necesario que nadie quiere. Por eso no deja de fascinarme la relación de los americanos con su ejército. Todd Schaefer es un profesor del departamento de ciencias políticas de Central Washington University. Semanalmente publica un artículo en el diario local, llamado Daily Record, que viene a ser el contrapunto ideológico en muchos temas de los artículos que publica su colega de departamento, Matthew Manweller. Todd es un hombre de izquierdas, lo más parecido al clásico progre español que uno puede encontrarse en estas latitudes, mientras que Matthew Manweller es un republicano confeso. Con motivo de la celebración del Memorial Day el 30 de mayo, Todd escribió un artículo titulado “Los veteranos necesitan nuestro apoyo” reclamando un aumento de impuestos para mejorar las condiciones de los veteranos de guerra por su importante labor. Un artículo que, salvo la recomendación de subir los impuestos, suscribiría el propio Manweller. ¿Os imagináis algo parecido en España? Yo al menos no.