En América la palabra cristiano tiene un matiz especial y suele escucharse con frecuencia. Cuando alguien dice “I am a Christian” probablemente está diciendo que pertenece a una de las muchas confesiones cristianas que existen en el país pero no a la católica (los católicos se dicen católicos y basta). La palabra cristiano implica un mayor grado de compromiso, un papel de la religión en la vida y visión del mundo de estas personas al que estamos acostumbrados aquí. Implica quizás bendecir la mesa antes de cada comida, realizar donaciones significativas a una iglesia, escuchar rock cristiano o asistir a grupos de estudio bíblicos en la parroquia. Una serie de acciones que también el catolicismo americano tiene más en común con el resto de los cristianos en este país que con los católicos europeos.
También hay excepciones, naturalmente. A veces la palabra cristiano puede tener un matiz denigratorio en el caso de aquellos que se consideran más progresistas y que ven en los cristianos una suerte de fanáticos reaccionarios que se oponen al aborto o al matrimonio homosexual. En todo caso en América este tipo de consideraciones peyorativas suelen generalmente realizarse en privado y nunca desde la tribuna de un partido politico o un medio de comunicación mainstream.
Estados Unidos es fascinante: conviven perfectamente una profunda religiosidad y una innovación constante. Vimos a Barack Obama rezar en varias iglesias y vemos que, a la vez, en Estados Unidos se crea Google, Facebook, Apple, etc...
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