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lunes, 15 de abril de 2013

Trabajo fácil


Una de las cosas que recuerdo de mi niñez son los adornos en la pared que abundaban a la entrada de aquellos pisitos que, como el mío, olían perpetuamente a repollo, con sofás de eskay y cuadros de cacerías presidiendo los comedores. Había alguno que me llamaba particularmente la atención que decía “el trabajo es sagrado, no lo toques” y en el que solía aparecer la imagen de un currante espantada ante la idea de agarrar la pala y seguir cavando.

En realidad, era un brindis al sol, un mero gesto quijotesco. Aunque el español siempre se las ha dado de despreciar el trabajo, lo cierto es que raramente ha sido así. Uno solamente puede vanagloriarse de despreciar aquello que tiene al alcance y el trabajo, precisamente, nunca ha sido una mercancía que haya abundado en España desde hace muchos siglos atrás.

Los españoles mostramos una actitud timorata, acobardada ante el mundo del trabajo, ante la dificultad de ganarlo y el miedo de perderlo. El bukoskiano personaje de Henri Chinaski nunca podría haber sido parido por un escritor español. Recuerdo que una de las cosas que más impresionaban de sus obras era la cantidad de trabajos que su alter ego biográfico Chinaski encontraba y perdía en cada uno de sus libros, sobre todo en su libro Factotum. Trabajos industriales que entonces, antes de que la globalización de la economía lo explicara todo, nos parecían de poca calidad y que hoy serían un sueño para muchos por la seguridad y confort mental que ofrecían. Quién pudiera, como Chinaski, trabajar en una fábrica de pepinillos pasando una entrevista de trabajo en la que contesta a su futuro patrón que su interés se debe a que el sitio en cuestión “le recuerda a su abuela” o mirando pasar botellas en una cadena de producción y rechazando las defectuosas con la cabeza en otra parte. Con lo difícil que ya era encontrar un trabajo, cualquier trabajo, en España a mediados de los 80, ¿como era posible que a ese borracho, desarrapado y salido de Chinaski le volvieran a contratar una y otra vez?




Era obvio que a mis quince años no sabía mucho de liberalismo económico y del modelo americano.

Casi tres décadas después, con integración europea, varios booms económicos y sextuplicado la renta per cápita, las cosas no parecen haber cambiado tanto. El trabajo, sí, sigue siendo sagrado para los españoles entre otras cosas porque no hay. En cambio, la relación de la mayoría de los americanos con el trabajo es tranquila y desapasionada. Incluso en los tiempos, como estos últimos años, en que no abunda, tampoco falta. Hay un significativo número de americanos que trabajan a ráfagas, cuando les hace falta. Es el caso de estudiantes que quieren contribuir a pagar sus estudios o a financiarse algún proyecto. También el de hombres y mujeres que no necesitan trabajar para vivir porque trabajan sus cónyuges o disponen de rentas, que buscan algo que hacer que les distraiga o algún trabajo voluntario. No se sulfuran, ni piensan que les vaya la vida en ello, ni que vaya a pasar el último tren en sus vidas. Para los cuáles el trabajo dista mucho de ser sagrado, si acaso útil a uno mismo, a los demás o simplemente entretenido.

4 comentarios:

  1. Muy bueno el ejemplo de Chinaski, pero creo recordar que gran parte de sus tramas, sobre todo las primeras, las de la epoca del cartero, estaban ambientadas a finales de los 50 primeros 60. Cuando habia demasiado trabajo disponible tras la WWII.
    En NYC la actitud que yo percibo es algo distinta. Obsesiva, extremadamente competitiva y entregada a tiempo completo. Mucha gente no sabe vivir, y sobrellevan sus vidas con el miedo que les supone no disponer de nada en la vejez. Conozco a gente de mi edad (30) que llevan ahorrando de forma compulsiva pensando en su retiro. Que bien montado esta el sistema.

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  2. Commo bien dices, Nueva York, y otras grandes ciudades, son un mundo aparte. Pero en las ciudades de tamano pequeno o mediano el trabajo es una commoditie, algo a lo que mucha gente no da demasiada importancia, reemplazable, que uno puede dejar y tomar sin comerse el coco ni sufrir por ello.

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  3. Puedo dar fe de ello. Hay gente que engancha un trabajo después de otro y si no encuentran nada que les guste, se van al food pantry, al DHS, a las iglesias o a donde les den algo.
    El otro día me comentaba un compañero mexicano lo fácil que es vivir o pasar la vida en este país.
    Otra cosa es querer tener una single house de 4 dormitorios, dos SUV de 8 cilindros, esposa en casa sin trabajar, 4 hijos, bote de pesca, clases de equitación para la niña, buen seguro medico, etc, etc, para eso te tienes que partir los cuernos trabajando.
    Pero, para llevarla día a día no hace falta tanto.

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  4. Me alegra que estes de acuerdo, Federico. Hace poco recibi un mensaje estremecedor de un profesor de primaria en Andalucia que no encontraba trabajo ni cargando cajas. Habia visto un articulo mio en el periodico, que estaba radicado en Estados Unidos y pensaba que le podria ayudar. Le di algunos consejos profesionales pero poco mas pude hacer.

    Esa misma manana me fui al trabajo y vi un par de mis estudiantes saliendo de la escuela de primaria a donde va mi hijo con trabajos temporales y relativamente bien pagados por los que ese parado andaluz hubiera tomado un avion si hubiera podido. Para mis estudiantes es una etapa pasajera en sus vidas, ni siquiera se plantean que tienen un trabajo que probablemente les viene pronto, grande y por el que les pagan mientras aprenden. Les han educado en la creencia de que merecen mas, mucho mas.

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