Consejos American Psique: Los pantalones cortos de Michael Jackson y la pasión

lunes, 24 de octubre de 2011

Los pantalones cortos de Michael Jackson y la pasión

Mike Jackson es un profesor de física de mediana edad pero que podría perfectamente pasar por un veinteañero. No es solo su rostro imberbe y sus gafas de de empollón la causa de su perpetua apariencia juvenil sino su actitud hacia las cosas. Por ejemplo, su voz potente y su entusiasmo hacia las materias que enseña que le llevan de cuando en cuando a compartir su conocimiento en sesiones demostrativas con chavales de siete anos como mi hijo en las aulas de la universidad. También su vestimenta es acorde con este espíritu. No resulta raro ver a Jackson en las reuniones del senado de la facultad o en una mañana fría de otoño ir a clase en camiseta, pantalones cortos y zapatillas deportivas. Mike Jackson es una persona respetada en el campus y cuya opinión es recabada con frecuencia en reuniones a las que asisten presidentes, provost y otros top executives vestidos con traje y corbata.

También quería hablaros de Ricardo, un primo mío que acaba de encontrar trabajo como uno de los geniuses de Apple en una de sus nuevas tiendas en Madrid. Ricar sigue manteniendo la misma estética heavymetalera de hace 25 años: pelo largo, barba crecida, camisetas negras de Iron Maiden y pantalones estrechos. Desde que comenzó su periplo laboral como técnico de hardware siempre ha sido víctima propiciatoria de ciclos económicos o reestructuraciones misteriosas que le han llevado una inestabilidad laboral permanente. Recientemente, en la sima mas profunda de la recesión, ha logrado ser contratado por Apple tras un largo proceso de selección de 3 o 4 entrevistas (ahora no recuerdo) al que concurrían probablemente miles de candidatos. Me consta que poca gente en su círculo familiar, entre otra razones por la cuestión estética, daba un duro por el. Ricar, fiel a si mismo, ha ido a todas esas entrevistas sin variar un ápice su apariencia lo cual no ha impedido que los responsables del proceso, no se si es una casualidad que fueran un americano y un holandés, hayan considerado que reunía el perfil adecuado para trabajar de cara al público en uno de sus nuevos centros, un perfil que por lo que se de Ricar implica calidad humana, buenos conocimientos técnicos y una enorme pasión por toda la gama de productos de Apple y por estar a la última en todo lo que se refiere a tecnología.

No se por qué, se me ocurre pensar que gente como Mike Jackson o Ricardo lo habrían tenido mas complicado en el mundo corporativo (o educativo) español donde las barreras del clientelismo o la ausencia de meritocracia no son las únicas sino también una cierta obsesión por la apariencias externas que se les hace pasar canutas a mucha gente, por ejemplo a los becarios que tienen que pagarse una buena porción de los 300 o 400 euros que ganan al mes pagándose trajes y camisas de Zara aunque luego les tengan en la oficina metidos en un cubículo sin ver a nadie y obligados a comer de bocadillo todos los días.

Y es que en un mundo abocado irremediablemente a la informalidad, America sigue siendo la avanzadilla en cuanto a la combinación de dedicación en cuerpo y alma al trabajo y relajación en las formas. Por supuesto, lo saben. Una de las cosas que se enseña a los estudiantes de las escuelas de negocios en las clases de comunicación intercultural, en lo que se refiere a la vestimenta, es a esperar en cualquier cultura un nivel de formalidad externa mucho mayor que el habitual en Estados Unidos. Algo que no ha cambiado en el ultimo siglo cuando gente como Ramiro de Maeztu se referían tras su paso por la universidad americana a cómo los profesores alli vestían como obreros y encima se enorgullecían de ello.

A pesar de la cultura del “nurture of love”, la idea de que todos somos especiales sólo por el hecho de existir, que se lleva inculcando desde los años 70 a varias generaciones norteamericanas, lo cierto es que las organizaciones siguen pensando que lo importante no es quiénes somos (lo cual implica como vestimos) sino lo que somos capaces de hacer, una circunstancia que tiene mucho que ver con la idea de pasión. ¿En que consiste la pasión? ¿En mostrarse temperamental e irracional cuando una situación nos desborda como se ha dicho habitualmente? ¿O en disfrutar de lo que uno hace tanto que no podría pasar su vida hacienda otra cosa? Os invito a que vosotros mismos distingais que idea tenemos de este concepto carpetovetónicos y norteamericanos.

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