Un error muy común es pensar
que la información guía el comportamiento de las personas. Yace en esa
afirmación la creencia de que los seres humanos somos lógicos.
Nada más lejos de la
realidad. Nunca se ha tenido tanta información, por ejemplo, acerca de las
comidas beneficiosas o perjudiciales para la salud, y, sin embargo, en muchos
sentidos los hábitos culinarios nunca han sido peores, por ejemplo, incluso en
España donde los niveles de obesidad son históricamente altos.
Un caso mucho más extremo es
el de los Estados Unidos en el que los programas y las revistas de cocina y salud son infinitas pero donde la gente
todavía se alimenta, en sus tres cuartas partes, de forma muy triste.
Hay que matizar mucho lo que
está sucediendo a McDonald’s en Estados Unidos. Es verdad que su dominio ya no
es tan abrumador como hace décadas pero sigue siendo un sitio popular en gran
parte del país.
Al contrario de lo que decía
la información de El País, McDonald’s sigue siendo un establecimiento muy
frecuentado en gran parte de los Estados Unidos al igual que otras cadenas
competidoras de comida rápida. Aunque nos parezca mentira, es un sitio donde
los jubilados se reunen, donde los estudiantes comen y en el que muchas madres
llevan a desayunar a sus hijos. Es también punto de reunión de madres que
llevan a jugar a sus hijos a los playgrounds.
Al contrario que sucede en
Europa, poca gente se averguenza de comer en McDonald’s o en lugares de comida
rápida. Tanto es así, que la periferia de cualquier ciudad de tamaño medio o
pequeño en Estados Unidos es siempre parecida: McDonald’s. Wendy’s, DQ’s y un
sinfin de cadenas similares. La comida de las escuelas norteamericanas no deja
de ser comida rápida doblemente industrializada por el proceso de las empresas
de catering.
De hecho los patrones
alimenticios son los mismos en los restaurantes de gama media que, de alguna
forma, ofrecen versiones de luxe de
la comida de los McDonald’s: hamburguesas de
buey kobe (pero al fin y al cabo hamburguesas); fish and chips en lugar
de un sandwich de filete de pescado frito; tacos de carne de vaca picada; un
steak; unas quesadillas, unos espaguettis a la boloñesa, etc… Nada que uno no
pueda encontrar en versiones baratas si uno va a Taco Bell, Pizza Hut o a Wendy’s.
Si, ya se que hay gran
variedad de restaurantes étnicos o vegetarianos en las ciudades y gente que
detesta la comida rápida, pero el estándar de la comida en Estados Unidos es el
de la comida rápida.
Incluso los admirados Chipotles or Shake Shack, sitios mucho más minoritarios de lo que se pretende
ya que uno no los encuentra en muchas ciudades de tamaño mediano o pequeño, lo
que ofrecen son hamburguesas, perritos, patatas fritas y tacos. Mucha carne
(siempre la misma, pollo y vaca sobre todo) y mucho carbohidrato aunque sea de
más calidad pero la misma monotonía de siempre.
No, el paradigma de
McDonald’s no ha decaído en absoluto. Quizás se lo parezca a los corresponsales
de los medios españoles que están en ciudades como los Angeles o Nueva York y que magnifican la caída de las ventas dentro y fuera de Estados Unidos que ha sido de poco más de un 2 por ciento.
Pero por el momento la
decadencia de la comida rápida es un mero deseo sin correlato en la realidad.
Estimado César:
ResponderEliminarQué tal. Cuando tenga un rato le invito a leer un texto que ha publicado El País (y que es casi seguro que habrá leído ya) sobre una chica neoyorkina que pasó ocho meses en un pequeño pueblo extremeño. Valoro su opinión dada su posición ventajosa.
http://verne.elpais.com/verne/2015/06/08/articulo/1433764672_725740.html
PD: No se pierda los comentarios (por tristes).
Querido amigo,
ResponderEliminarLo leí ayer. Es de Celtiberia Show. No para tomárselo demasiado en serio. Tomar un pequeño pueblo como representativo de lo que es la España de hoy, mayoritariamente concentrada en unas pocas ciudades, produce ternura.