EDUCACIÓN
Radiografía de los docentes
El declive demográfico del campus
Los recortes han provocado una pérdida de profesores
Han impedido también la normal renovación de las contrataciones
La edad media del profesorado de las universidades públicas es de 49 años
El 73% de los docentes proceden del propio centro en el que imparten clase
La universidad pública española ha quedado mermada y envejecida por la crisis. Los recortes han provocado una pérdida de profesores y han impedido la normal renovación de las contrataciones. Lo ponen de manifiesto las cifras del propio Ministerio de Educación, que señalan que, en una década, la edad media del personal docente e investigador ha pasado de 45,9 a 49 años. Sólo el 7% de las plantillas tiene menos de 35 años.
Dos cursos antes, cuando el Ministerio de Hacienda redujo al 10% la tasa de reposición (el número de contrataciones públicas por cada baja), había un 11,8% de profesores jóvenes. Ahora las perspectivas de recuperación han llevado a elevar esta tasa hasta el 50%, lo que significa que por cada 100 profesores que se vayan entrarán 50, pero los años malos han dejado consumida a la universidad pública. Éste es el diagnóstico, según la Estadística de personal de las universidades de 2013/2014:
Acceso tardío
La edad media del profesorado de las universidades públicas es de 49 años; la de las privadas, es de 43 años. Las primeras tienen un 7% de plantilla joven (menor de 35 años), mientras que las segundas, un 22%. La brecha entre ambos modelos se ha agrandado. Las públicas han perdido 3.889 profesores desde 2010/11, mientras que las privadas tienen ahora 1.433 docentes más.
César García, profesor de la Central Washington University, apunta que, además del declive demográfico español y del estancamiento en las contrataciones, en España «es increíblemente complicado lograr una plaza de profesor titular con menos de 40 o 45 años». ¿Por qué? «Porque tener que pasar por el calvario de laAgencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación(Aneca) normalmente provoca que, después de hacer el doctorado, tardes en optar a una plaza -que no lograrla- entre cinco y siete años».
¿Y en EEUU, donde él enseña? «Basta con tener algo de experiencia como teacher assistant para que un recién doctorado sea contratado como assistant professor, una categoría laboral que no existe en España y que te posiciona ganando un salario superior a 55.000 dólares en el que se valora tu trabajo en función de las clases, la investigación y el servicio a la universidad».
Falta de movilidad
En EEUU, casi nunca se contrata a nadie que haya estudiado en la propia universidad, a no ser que haya tenido trabajo en otros campus. «Da igual las relaciones o los contactos que tengas, un departamento que hace eso queda descalificado», señala César García. En las mejores universidades estadounidenses, sólo el 10% del personal procede de su centro de origen. Aquí es al revés: el 73% del profesorado de los campus públicos trabaja en la misma universidad en la que leyó la tesis. Esto indica falta de movilidad por la ausencia de la libre contratación y por las barreras antes descritas, pero también es un indicador de la tan denunciada endogamia -que consiste en favorecer a los candidatos domésticos frente a los foráneos en la contratación- y de que no hay incentivos a los centros para luchar por tener a los mejores en sus filas. El pasado martes, el Congreso rechazó una proposición no de ley deUPyD para combatir la endogamia y fomentar la movilidad. Su propuesta era obligar a las universidades a contratar sólo al candidato que hubiera estado al menos tres años en otro campus distinto a aquel donde obtuvo el doctorado. Votaron en contra PP y la Izquierda Plural.
Más preparados
Los sexenios son una retribución complementaria y voluntaria que se abona a los funcionarios cuando cumplen seis años de servicio docente y acreditan suficientes créditos de formación. Pueden servir como indicador para medir lo preparado que está un profesor. AAntonio Cabrales, catedrático de Economía de la University College London, le parece «un poco escandaloso» que una cuarta parte de los profesores no tenga ni siquiera un sexenio y que más la mitad no tenga el máximo de sexenios posibles, como indica la estadística del Ministerio. Eso sí, lee en estos datos una «muy buena noticia»: el 100% de los catedráticos menores de 40 años y el 91% de los profesores titulares de esta franja de edad tienen el máximo de sexenios posibles. «Esto quiere decir que los incentivos funcionan, porque no es posible acreditarse para titular o catedrático sin tener el mínimo de calidad que los sexenios exigen. Por tanto, poner estándares mínimos de calidad hace que los profesores jóvenes no den vergüenza», resalta este miembro de la Fundación de Estudios de Economía Aplicada (Fedea). Conforme va avanzando la edad, eso sí, el número de sexenios óptimos disminuye. «Los profesores son ahora mucho mejores que los de hace 30 años. O sea, que no todo tiempo pasado fue mejor», resume Cabrales. «Lo que hace falta ahora es que Hacienda permita rejuvenecer la universidad».
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