En España la palabra latifundio tiene connotaciones
evidentemente negativas. Nos suena a
atraso secular, pasado rancio e injusticia social, a grandes fincas en
Andalucía y Extremadura trabajadas por jornaleros que perciben sueldos de
hambre.
La posesión de grandes extensiones de tierra por alguien que
no es el estado parece impropio de las sociedades desarrolladas.
No faltan razones para ello.
Sin embargo, los latifundios siguen existiendo y no solo en
Latinoamérica o Africa.
Los noticieros americanos han anunciado casi con alborozo
que el multimillonario Stan Kroenke, dueño de uno de los principales equipos de
la NFL, los Rams de Saint Louis, ha comprador 520.000 acres de tierra en el
estado de Texas o, dicho de otro modo, el equivalente a la extension de Los
Angeles y Nueva York juntas, dos ciudades que no son pecata minuta.
La finca, por decirlo de un modo suave, tarda en recorrerse
varios días y comprende mil pozos de petróleo, unas 7.000 cabezas de ganado y
una gran riqueza ecológica.
Gracias a esta adquisición, Stan Kroenke se convierte en uno
de los cinco grandes latifundistas norteamericanos junto a Ted Turner.
Se supone que el magnate norteamericano ha pagado unos 725
millones de dólares o alrededor de un 10 por ciento de su fortuna que ronda los
7.200 millones de dólares.
La noticia ha sido cubierta casi como si se tratara de una
curiosidad, un suceso simpático al tratarse de alguien vinculado al mundo del
deporte. Ninguna valoración de las implicaciones sociales o económicas de este tipo de adquisiciones.
De que un solo postor se haya hecho con una cantidad de terreno similar a la
mitad del estado de Rhode Island. Si sucediera en Colombia o Argentina, que no
oiríamos sobre esas sociedades.
Es cierta que la posesión de tierra ha perdido valor o
incluso prestigio. Que en un país todavía inmenso para la población que alberga
esto se pone más de manifesto, pero no deja de sorprender que cuando el tema de
la desigualdad y un cierto sentimiento de rebelión contra las élites está latente en la campaña electoral, este tipo de noticias pasen relativamente
inadvertidas.
El mundo definitivamente ha cambiado. Los nuevos latifundistas son los grandes inversores de Wall Street, los magnates de la tecnología o incluso la clase política. Los viejos latifundistas resultan hasta simpáticos.
La pregunta que me viene a la cabeza si antes de Stan Kroenke, había ya alguien que poseía toda esa tierra y se la ha vendido o la ha comprado a distintos propietarios de un plumazo?
ResponderEliminarPues no lo se, la verdad. La lógica me dicta que se la ha comprado a various terratenientes. A ver si me entero, pero ese es un detalle al que no se ha prestado importancia.
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