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miércoles, 6 de abril de 2016

Estereotipos immortales

Dicen que el nationalismo se cura viajando, pero todos sabemos que no es cierto, si acaso al contrario a menudo.

A la gente sigue gustándole cultivar y apreciar las diferencias, más cuanto menores éstas sean. Viajar no ayuda mucho. Mucha gente que ha estado en España sigue creyendo que siempre hace calor, que se come de tapas, que se va mucho a misa o que los toros son tan importantes como el fútbol.

No hablo de la prensa, que por muy prestigiosa, que sea no deja que la realidad le fastidie una buena historia (para ellos, claro).

Para botón de muestra, la sorna con que ha sido recibida la propuesta de los políticos para cambiar horarios.

http://politica.elpais.com/politica/2016/04/05/actualidad/1459863488_781044.html

Quizás, en lo único que España es diferente sea en la potencia de los estereotipos, los cuáles vuelven a poner de manifiesto por enésima vez las limitaciones y tendencias a la simplificación de los seres humanos. Perded toda la esperanza.


viernes, 6 de junio de 2014

Ultimas noticias sobre el periodismo ciudadano


Cada vez estoy más convencido de que una de las cosas que distinguen a los anglosajones es su capacidad para analizar críticamente la realidad y al mismo tiempo mantener una alta dosis de optimismo. Muy optimistas. Incluso en lo que se refiere a la situación actual del periodismo.
Esta reflexión viene al caso después de asistir al último congreso de la Asociación Internacional de la Comunicación (ICA) en Seattle. Tuve la fortuna de ser invitado como ponente a una mesa redonda en la que debatíamos la vigencia del pensamiento de Walter Lippmann, considerado uno de los clásicos del periodismo y la comunicación norteamericana entre otras cosas por haber sido el primero en cuestionar el papel de la prensa y la ciudadanía para dirimir los asuntos públicos en su libro Opinión pública (1922) y por su labor como columnista durante 30 años en elHerald Tribune.
A mi lado se encontraba Michael Schudson, profesor de periodismo en Columbia University y una celebridad en el mundo académico estadounidense por lo que lógicamente concitaba toda la atención.
Lo que más me sorprendió de la conversación fue, cuando uno oye más que hablar de EREs y precariedad en la prensa española, el relativo tono esperanzador de la reunión compuesta principalmente de una audiencia de profesores de ciencias de la información de todo el mundo.
Un dato interesante aportado por Schudson, y que no todo el mundo conoce, es que aunque el número de periodistas ha disminuido en Estados Unidos de 67.000 en 1992 a 59.000 en 2002 hasta llegar a los 40.000 actuales, lo cierto es que en 1971 la cifra de periodistas era prácticamente la misma, exactamente 39.000. Y ello teniendo en cuenta que, gracias a los ordenadores, las páginas web, los agregadores, Wikipedia y YouTube, Google y los propios artículos de los periódicos que circulan online, los actuales periodistas son mucho más eficientes a la hora de investigar de lo que solían serlo en el pasado. Es cierto que 20.000 puestos de trabajo se han ido por el desagüe desde 2002 pero también es verdad que podrían haber sido muchos más simplemente para mantener la calidad que las redacciones ofrecían entonces.
Una de las reflexiones de Schudson fue que hasta que no seamos capaces de medir la productividad del periodismo de calidad, y no únicamente el número de artículos o de palabras generados por periodista, será difícil determinar si hay muchos o pocos periodistas.
La audiencia también estaba ávida por conocer cual era la opinion de Schudson acerca del periodismo ciudadano cuyo paradigma está representado por el Huffington Post, que en Estados Unidos está claramente más consolidado que en España.
En su respuesta, Schudson hizo referencia a la diferencia que Lippmann estableció entre insiders y outsiders para describir la perspectiva que, en una sociedad cada vez más compleja, tiene el ciudadano que sabe cada vez menos de la mayoría de los asuntos y solamente puede considerarse un experto o medio experto en unos pocos de ellos. En otras palabras, la mayoría de nosotros somos outsiders en casi todo einsiders en nuestra profesión o alguna afición que tengamos si acaso. Las redacciones convencionales jamás dispusieron o dispondrán de expertos suficientes.
Schudson y varias personas en la audiencia se mostraron de acuerdo en que el periodismo ciudadano cubrirá un vacío que se irá haciendo cada vez más amplio ya que la sociedad seguirá haciéndose, por razones demográficas, tecnológicas y de todo tipo, irremediablemente cada vez más compleja.
Otra cuestión, y aquí me falta un poco de ese optimismo anglosajón, es si el mero altruismo o el reconocimiento social seguirán siendo motivación suficiente en el futuro para estos ciudadanos que ejercen de reporteros en su tiempo libre.

domingo, 29 de abril de 2012

El cuarto poder

Amazon es una de las empresas bandera de lo que se ha denominado el milagro económico de Seattle de las últimas décadas junto a Microsoft, Boeing, Starbuck’s, Costco y Nordstrom. Raro es el día en que en el Seattle Times, el periódico de cabecera de Seattle y del estado de Washington, no aparece una noticia sobre alguna de estas empresas. Como español y habiendo trabajado en el sector de las relaciones públicas en España, sin embargo, me sorprende la cantidad de veces que estas noticias tienen un carácter negativo.

En este periódico es harto frecuente leer informaciones en portada acerca de la lentitud en los tiempos de entrega de los últimos pedidos a Boeing o de los juicios y litigios en los que Starbuck’s anda metida. La última gota que ha colmado el vaso ha sido la serie de Serie de reportajes sobre Amazon que ha realizado en el último mes. La serie de cuatro reportajes consecutivos, en los que el diario de "la ciudad esmeralda" ha entrevistado a clientes, proveedores, empleados y directivos de la compañía, no deja títere con cabeza. Aunque se subraya la obsesión de Amazon por satisfacer al cliente hasta el último detalle y su afán de innovación, los reportajes ofrecen una cara bastante sombría de una de las empresas más admiradas del mundo. Entre otras lindezas se describen las despiadadas prácticas de almacenaje en la que se obliga a los empleados a trabajar como autómatas, con los supervisores encima de la chepa obligándoles a firmar documentos en los que el empleado afirma que sus lesiones ergonómicas no son derivadas del trabajo. También se incide en la agresiva política de pagos de la empresa hacia las editoriales y las librerías asociadas para que reduzcan sus márgenes al mínimo poniendo en peligro su supervivencia. En otro de estos reportajes se cuestiona la falta de sensibilidad social del gigante .com que apenas ha destinado dinero a obras caritativas durante todos estos años. En favor de la compañía, hay que decir que parece haber dado todo tipo de facilidades a los periodistas para que puedan realizar la información abriendo sus puertas de par en par y dejando que empleados de distintos niveles hablaran con el diario.



Leer este tipo de reportajes me trae a la cabeza un concepto hoy ya casi olvidado que hace alusión a la prensa como el cuarto poder. Un ideal que requiere de una prensa que sea independiente y se comporte como el watchdog (perro guardián) de una opinión pública que requiere de los políticos y los empresarios respuestas directas a la ciudadanía y no a otros poderes fácticos como sucede en España. Una prensa pluralista e independiente económicamente aun con todos los problemas que ha tenido y actualmente tiene para sobrevivir en este país. El modelo norteamericano, en el que suele haber un único periódico de cabecera en las principales ciudades, permite una relativa fortaleza económica del mismo y facilita su pluralismo al tener que servir a un mercado potencial mayor de lectores y, en consecuencia, que responder a las distintas sensibilidades.

A diferencia de España donde abunda la prensa de partido o que sigue una ideología de manual, en la que por obra u omisión uno ya sabe lo que va a leer antes de escribirse, el periodismo norteamericano se caracteriza por una mucha mayor variedad de opiniones en el mismo medio y una separación mayor de lo que es el hecho y la opinión. Aunque con dificultades, su modelo económico, unido a las altas expectativas de una audiencia heterogénea, da como resultado una prensa en general más combativa con todas las facciones. Incluido el mundo de la empresa. Ver al Seattle Times yendo a la yugular de Amazon es como si La Vanguardia atacara a La Caixa o El País al Corte Inglés. ¿Recordáis haber leído alguna vez una noticia negativa de la primera (y única) gran cadena de grandes almacenes española? Yo no, y os invito a que me dejéis en renuncio si así es.