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martes, 31 de mayo de 2011

Decisiones

Desde su más tierna infancia los americanos están acostumbrados a tomar decisiones. El sistema educativo puede presentar numerosas carencias, sobre todo en el terreno de las humanidades, pero es efectivo en generar individuos con iniciativa. De hecho, pocas cosas hay que admiren más los americanos que la autoconfianza. Los padres entrenan a sus hijos desde pequeños a decidir sobre su destino. A los niños, aunque tengan cinco años, se les consulta en cuestiones como el tipo de escuela, el modelo de coche, la ropa, la comida del día o el lugar de vacaciones. Tanto es así, que en algunas escuelas secundarias ubicadas en Sillicon Valley, determinados programas se centran en estimular a los estudiantes a la creación de nuevas empresas.


La delicada forma que tienen de tratarse unos a otros, en las que el tono imperativo y la reprimenda siempre parecen estar ausentes aunque los errores sean obvios, también parece haber sido concebida para no erosionar la confianza de los demás que es el bien más preciado. La excesiva franqueza o la negatividad resultan de mal gusto y son siempre sustituidas por sugerencias en positivo que hacen presumir que el individuo hará las cosas bien en un futuro.


La experiencia universitaria es en buena parte el producto de la toma de decisiones acerca de multiples aspectos. Qué clases tomar y en cuantos trimestres o semestres acabar los estudios, la cantidad a endeudarse, a qué asociaciones pertenecer, en qué asociaciones presentarse como candidato para tener una responsabilidad ejecutiva, escribir o no para el periódico de la escuela, realizar labores de voluntariado, etc… Haber leído Tristam Shandy puede considerarse un rasgo de relativa clase pero nunca tanto como crear una startup company.

jueves, 26 de mayo de 2011

American Psique, un libro que está dando que hablar

Muchos son los medios de comunicación que en los últimos días han informado del lanzamiento del libro American Psique (editorial LoQueNoExiste). La obra ha aparecido reseñada en Dossier Empresarial y Computing. Otros medios, como El Confidencial o El Mundo han entrevistado al autor y han reflexionado sobre cómo los españoles vemos a los americanos y las cosas positivas que podríamos aprender de ellos.
Además, la campaña desarrollada por Medialuna en redes sociales para lanzar esta obra ha sido resaltada en PrNoticias, Publicidad y Marketing Web y Computing.


"Tenemos un problema con los americanos y lo que representa EEUU políticamente" (Luis Alemany - El Mundo) EL MUNDO


"Pocos elementos de la política española desde la Guerra Civil hasta el presente pueden entenderse en su plenitud sin la presencia de EEUU" (esteban Hernández - El Confidencial) EL CONFIDENCIAL


"Ensayo ameno y repleto de datos" (Dossier Empresarial)


"La campaña en redes sociales para dar notoriedad a la nueva obra American Psique es un ejemplo de cómo Internet y las redes sociales sirven para la promoción y la comunicación en los tiempos modernos y de forma rentable" (Computing)


"Internet y las redes sociales han rentabilizado la promoción y la comunicación actual" PR COMUNICACIÓN

miércoles, 25 de mayo de 2011

Una conexión Madrid-Washington-Nueva York para hablar de la psique americana

Toni Garrido entrevista a César garcía en el programa de RNE 'Asuntos Propios'


    ¿Cuáles son los problemas que tiene España? ¿Qué aspectos de nuestra sociedad podríamos cambiar para tener un país mejor? De éstos y otros aspectos hablarán hoy miércoles Elvira Lindo, César García y Toni Garrido en el programa `Asuntos propios´, de Radio Nacional de España, a partir de las 16:00 horas en una conexión en directo Madrid- Nueva York- Washington.

    Para César García, autor de American Psique, editado por LoQueNoExiste, es la psique de los americanos la que explica por qué las diferencias entre americanos y españoles siguen siendo tan profundas, a pesar de que la forma de vida de los españoles se haya americanizado tanto en apariencia.

    En American psique, César García realiza un análisis pormenorizado de los elementos que conforman la psicología de los habitantes de Estados Unidos en el siglo XXI. Son los principios de la psique de los americanos los que explican por qué Estados Unidos es la sociedad más dinámica, justa y creativa del mundo.

    César García analiza en este libro los aspectos más destacados de la mentalidad de ambas culturas. De los americanos apunta que son: patriotas, confiados, serviciales, incentivados, transparentes, optimistas, y libres. Frente a ellos están los españoles: antipatriotas localistas, desconfiados, familiaristas y calculadores, desincentivados, opacos, fatalistas, y conservadores.

    American Psique, editado por LoQueNoExiste, está a la venta en todas las librerías del país y en la web www.loquenoexiste.es

    martes, 24 de mayo de 2011

    Mentor

    Trabajar en Estados Unidos, y particularmente en un contexto educativo universitario, implica escuchar en bastantes ocasiones una palabra que en España ha desaparecido prácticamente del dominio público, el término mentor. La etimología es la misma tanto en español como en inglés y viene a significar consejero o guía. Mientras que para nosotros los españoles es un concepto que nos remite a una era pasada en la que quizá determinados artistas o intelectuales jóvenes ejercían de discípulos de otros más consagrados, para los americanos es una idea vigente e institucionalizada.
    En el mundo profesional o académico norteamericano se entiende que convertirse en mentor de alguien o en un mentee, es decir, una persona que sigue el consejo o la guía de otro, no es producto del azar o la coincidencia de haber conocido a alguien determinado con un carisma especial. En empresas y universidades hay procedimientos claramente delimitados para que los profesores más expertos guíen a los más jovenes, los profesionales más veteranos a los recién llegados y los docentes a sus alumnos fuera del aula. Es, sin más, una obligación del que sabe más, del más curtido, instruir en la toma de decisiones al que sabe menos, al más inexperto. Por supuesto, como todo en la vida hay mentores mejores y peores, pero la buena disposición, tanto para el consejo como para el aprendizaje, suele estar presente en ambas partes. Para muchos americanos, compartir su conocimiento y tiempo con otros es parte de la noción de servicio a los demás que se espera de cualquier persona con responsabilidades, con independencia de sus creencias religiosas, éticas o morales. Es, sin más, un rasgo de liderazgo.

    jueves, 19 de mayo de 2011

    Vacaciones


    Sabido es que los americanos se toman en general pocas vacaciones. Al contrario que en Europa, no existe una legislación específica sobre el tema y las vacaciones pagadas se conceden a discreción de las empresas. Lo normal suele ser que las empresas paguen una o dos semanas de vacaciones a los nuevos empleados. Las cuatro o cinco semanas de vacaciones están reservadas para aquellos que trabajan en las mejores compañías, trabajadores altamente cualificados que pueden negociar sus condiciones de trabajo o gente que lleva mucho tiempo trabajando en una empresa.


    Para muchos americanos las vacaciones se reducen al largo fin de semana de Acción de Gracias a finales de Noviembre, a dos o tres días en navidades y a una semana en verano. No tener vacaciones no es algo que les quite particularmente el sueño. Las vacaciones al modo francés o español, países en que las grandes ciudades se quedan literalmente vacías los meses de verano, casi les parece una extravagancia o un lujo innecesario, cuando no una tontería.


    Para el europeo las vacaciones son la única forma posible de forjarse otra identidad durante un periodo de tiempo relativamente prolongado viviendo otra vida en un lugar diferente del acostumbrado, con otros hábitos de compra y rodeado de caras no cotidianas. Un anhelo que al americano le parece insuficiente y frustrante. Por término medio, el americano se construye otra identidad varias veces en la vida cambiando de profesión (no solo de empresa), de ciudad, de esposa o marido e incluso de una religión que de sentido a la existencia. Es decir, reinventándose.

    miércoles, 18 de mayo de 2011

    American Psique llega a las librerías

    En los próximos días, American Psique (editorial LoQueNoExiste) estará en las librerías de todo el país. Mientras tanto, algunos medios se hacen eco del lanzamiento de esta obra a contracorriente que seguro generará más de un debate. El suplementos Infoempleo de ABC o la guía Parasaber.com han recomendado la obra. ¿Queréis conocer más detalles? Aquí tenéis algunas de las referencias y reseñas (en los enlaces podéis encontrar las informaciones completas).

    "Una buena oportunidad para comprobar si son ciertos o no los prejuicios asociados a la población nortamericana" (Infoempleo-ABC)












    "Un libro para entender cómo son americanos y españoles" (Parasaber.com)


    "Norteamericanos y españoles, polos opuestos" (Diario Siglo XXI)


    "El autor disecciona la forma de pensar de los americanos sin los prejuicios y anteojeras a que estamos acostumbrados" (Los Recursos Humanos)


    "Americanos: patriotas, confiados, serviciales, incentivados, transparentes, optimistas y libres" (Gaceta de prensa)


    "American psique es un ensayo ameno, repleto de datos y experiencias personales del autor, que dará claves al lector no solo para conocer mejor a los norteamericanos actuales sino también a los propios españoles" (Autoempleo)


    "Ahora precisamente, cuando los acontecimientos políticos y económicos son menos gratificantes merece la pena leer este libro cargado de razones y argumentos sobre dos maneras distintas de ser" (Publicidad y marketing web)

    lunes, 16 de mayo de 2011

    Militares

    Uno de los aspectos que más sorprenden a muchos extranjeros no familiarizados con la sociedad norteamericana es la habitual presencia de militares en la vida cotidiana. En Central Washington University, sin ir más lejos, es habitual encontrarse con estudiantes, e incluso profesores, vestidos de uniforme en las clases o incluso en reuniones. Es una muestra palpable de que la milicia también se considera parte integrante de la sociedad civil.

    La razón de que haya tantos militares en las universidades se debe a que el estado financia sus estudios en su totalidad. Es decir, las personas que sirven en el ejército no tienen que devolver los préstamos como el resto de los estudiantes. Un detalle nada baladí en un país en que los estudios universitarios en una universidad pública pueden llegar a costar una media de 15 o 20 mil dólares al año. Otra de las ventajas de pertenecer al ejército es que al cabo de un cierto número de años de servicio, sus miembros perciben un sueldo vitalicio bastante generoso que puede ser suplementado por el que percibirán después de haber completado su educación superior.

    Tengo, en general, una impresión muy positiva de los estudiantes que provienen del ejército. Suelen ser gente altamente respetuosa y con una buena ética del trabajo. Su apertura de miras y visión del mundo sorprendería a muchos. Es gente viajada, que ha visto a la muerte de cerca y que no tiene pelos en la lengua a la hora de criticar determinados aspectos de la vida y la política americana. Son, en muchos aspectos, el reverso de aquellos que suelen criticarlos.

    martes, 10 de mayo de 2011

    Eventos

    El otro día vino a mi oficina un colega para pedirme que firmara una tarjeta de felicitación y aportara la voluntad para regalar algo a Crystal, la secretaria del departamento. Al preguntar si se trataba de su cumpleaños, este colega me dijo que no, que el motivo era que era el día de las secretarias. A mi eso del día de las secretarias me sonó a cachondeo pero él, muy serio, me dijo que si, que era verdad. Así que firmé, ya que después de todo Crystal es una chica estupenda, y continué con mi trabajo. Yo seguía con la duda de si habría sucedido algún incidente y la acción era una forma de levantarle la moral. Al poco vi desde la ventana de mi oficina al jefe de departamento con un ramo de flores salir de su coche. La anécdota me hizo pensar acerca del por qué de mi sorpresa y poco después empecé a encajar las piezas.

    Pensé en el significado de la palabra evento, que en inglés tiene unas cuantas acepciones más que en español pero en cuyo uso habitual domina aquella que lo define como un acontecimiento especial o señalado. Esta definición también se ha impuesto en el uso común del español que originalmente entendía evento como un algo que acontece más o menos imprevisto. Pues bien, me recordó la importancia que los eventos tienen en la psique de los americanos. Los americanos construyen grandes eventos de sucesos que para nosotros evocan burocracia, rutina, un incordio, cuando no un hecho predecible, y a veces desagradable, que hay que pasar.

    Algunos ejemplos que se me ocurren son las ceremonias de graduación (no solo comunes en las universidades sino también en la enseñanza primaria y secundaria); los cumpleaños, cuya organización no solo implica unos cuantos correos electrónicos o llamadas telefónicas sino toda una parafernalia de invitaciones por correo y tarjetas de agradecimiento posteriores a cada uno de los asistentes por venir y por los regalos; las baby showers o reuniones que las amigas de aquellas que van a dar a luz organizan previamente al parto también con un enorme despliegue logístico de regalos, fotos y atracciones; o los entierros o celebraciones en los que los familiares mas allegados dedican un homenaje público al protagonista que, con frecuencia, es un discurso muy bien preparado. Los americanos nunca pierden la oportunidad de enaltecer un acontecimiento o tomar una buena instantánea. El día de la policía, el día de la tierra o el día del agua se toman muy en serio y no solo por gente que trabaja en oficinas de relaciones públicas. Al americano más que a nadie le gusta sentir que le esta tocando vivir algo especial. Y no veo que puede tener de malo.

    jueves, 5 de mayo de 2011

    Fútbol y excepcionalismo americano (y III)

    El auge del fútbol es considerado un elemento más de disputa en lo que frecuentemente se denomina la guerra cultural entre una América predominantemente rural, blanca, republicana y religiosa y la otra América urbana, multiracial, progresista y secular.

    Los primeros verían en la expansion del fútbol una amenaza a los valores y al excepcionalismo norteamericano, mientras que los segundos lo consideran un engarze con el resto del mundo. En su libro How soccer explains the world (Una explicación futbolística del mundo), Frank Foer reúne un catálogo de citas de lo que se ha denominado el antilobby futbolístico americano como por ejemplo esta perla de Tom Weir, un periodista del periódico USA Today, “odiar el fútbol es más americano que la tarta de manzana, conducir un pickup (coche con remolque), o pasar la tarde del sábado con el mando a distancia de la televisión en la mano”. Jack Kemp, un aspirante a la vicepresidencia del gobierno en los años 90 dijo en una ocasión que el fútbol americano “en el que se lanza, se pega una patada y se corre con la pelota en las manos es democrático y capitalista mientras que el fútbol es un deporte europeo y socialista”.

    Y es que hay algo de cierto en que para muchos americanos el fútbol se relaciona con gente de países depauperados como México, que no tienen la infraestructura para jugar otros deportes, o con cierta mentalidad europea colectivista (baste recordar que hasta no hace demasiados años los jugadores de fútbol no llevaban ni su nombre en las camisetas, una circunstancia que cambió en este caso por influencia norteamericana). A diferencia de otros deportes genuinamente americanos como el baloncesto, el béisbol o el fútbol americano, en el fútbol los tanteos son rácanos, los patrocinadores no pueden pedir tiempos muertos y no hace falta estar especialmente dotado físicamente para competir. Sin embargo, tal y como aspiran yuppies (el 50 por ciento de los que juegan al fútbol en este país provienen de hogares donde los ingresos son de al menos 75.000 dólares al año) e inmigrantes, el fútbol sigue expandiéndose con fuerza y haciendo América algo menos especial.

    martes, 3 de mayo de 2011

    Fútbol y excepcionalismo americano (II)

    Lo cierto es que la afición al fútbol puede interpretarse como una metáfora de lo que se viene cociendo en América durante los últimos años. Una metáfora de la lenta erosión que se viene produciendo en los valores de lo que se dio en llamar el excepcionalismo americano, es decir, el hecho de que Estados Unidos fuera la única nación en la historia brotada directamente de una revolución basada desde el principio en la igualdad, el individualismo y los principios de libertad económica. Si solía citarse la falta de interés por el fútbol como un rasgo más de la singularidad del carácter americano, eso ya no puede decirse. Aunque parezca lo contrario, la influencia que el resto del mundo ejerce sobre Estados Unidos nunca ha sido mayor.

    La potencia del fútbol base en Estados Unidos es extraordinaria, tanto que en España yo no veo en la actualidad nada remotamente parecido. Un par de datos indicativos acerca de la importancia social que está adquiriendo el fútbol los ofrece la Asociación de Fabricantes de Material Deportivo: 15 millones de americanos juegan al fútbol regularmente lo que le convierte en el tercer deporte en importancia en número de practicantes por detrás del baloncesto (26 millones) y el béisbol (16 millones). Esta progresión seguirá en aumento ya que entre las chicas es el deporte más popular en las escuelas con un crecimiento del 226 por ciento en los últimos 20 años. Personalmente he podido comprobar esta explosión en Ellensburg. Por ejemplo, los sábados por la mañana durante los meses de otoño en Ellensburg no hay literalmente ni un solo niño, ni niña, que no acuda a jugar el torneo local en uno de los 12 campos de hierba que componen unas instalaciones impresionantes.

    La afición por el fútbol ha dado lugar a extraños compañeros de cama. Por un lado, nos encontramos con la inmigración latina (sobre todo mejicana) y, por otro, con un numeroso segmento de la población, no sólo, pero en un importante porcentaje, integrado por personas de nivel socioeconómico alto que vive en zonas urbanas. Los primeros, practican el fútbol cuando sus duros horarios laborales se lo permiten y siguen la liga mejicana en los canales hispanos; los segundos apuntan a sus hijos a equipos de fútbol de las federaciones locales y siguen la liga inglesa con fruición. La guerra cultural del fútbol está servida. Si el fútbol acaba triunfando en América, como parecen empeñados los latinos y los snobs, ¿qué es lo que le queda al excepcionalismo americano?