Capítulo aparte en el mundo de la moda merecen las zapatillas deportivas que han desbancado claramente de un tiempo a esta parte como objeto de deseo a los grandes zapateros italianos o a los Blahnik de turno. La informalidad, la juventud y la espontaneidad unidas a la fama, el dinero o la belleza son una combinación insuperable. La culpa de todo ello no tiene nombres y apellidos como siempre gusta buscar pero si una forma de pensar que, con raíces en Norteamérica, desde los primeros tiempos ha gustado de diferenciar a las personas no tanto por sus orígenes sociales sino por sus actos. En un mundo postcool lógicamente tiene sentido que lo cool sea vestir como todo el mundo unas zapatillas Nike o Asics de colores llamativos e imposibles que, al menos aparentemente, nos recuerdan que todos somos personas a los que únicamente diferencian nuestros méritos.
Es la utopía norteamericana que da una vuelta más de rosca con el muy cacareado lanzamiento por Nike de las zapatillas de deporte más caras de la historia. Las nuevas Lebron James que salen al mercado al nada módico precio de 315 dólares. ¿A qué público van destinadas estas nuevas zapatillas? ¿Acaso ha surgido una nueva casta socioeconómica que trata de imponer como estándar de distinción social el calzado de baloncesto? Es verdad que el fenómeno no es del todo nuevo. Llevamos dos o tres décadas en que los raperos llevan creando modas de vestir basadas en el mundo del deporte que han triunfado entre sus numerosos émulos y multitud de adolescentes con problemas de identidad. Pero hay quien dice que este modelo y este precio supone un salto cualitativo y cuantitativo en un periodo de aguda crisis económica.
Mientras tanto, no me cabe duda de que el multimillonario Bill Gates, el actor-director Ben Affleck o el escritor Jonathan Franzen seguirán calzando zapatillas convencionales de 60 pavos, dejando claro lo que hace diferente a las personas y a Norteamérica del resto del mundo.
No se si el nuevo modelo triunfará, pero de momento ha cambiado algunas reglas del marketing norteamericano como los lanzamientos y las colas a medianoche por los problemas de seguridad que pueden generar su alto precio. Sin embargo, parafraseando un dicho español, estoy seguro de que en este país podrá decirse aquello de dime que zapatillas de deporte llevas y te diré quien no eres.
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