De partida entiendo las reticencias que puede despertar en muchos un proyecto mastodóntico como Eurovegas en pleno secarral manchego. Para empezar, el alma mater del proyecto, Sheldon Adelson que es el magnate de la empresa impulsora del proyecto, Las Vegas Sands, no suscita precisamente simpatía o confianza con esa pinta de sátrapa sin escrúpulos. Sin embargo, como español y madrileño la noticia me ha producido cierta satisfacción, y no tanto por esas siempre exageradas cifras, 260.000 puestos de trabajo, que aparentemente generará la iniciativa.
Creo que de una vez por todas va a poner a Madrid en el mapa de los norteamericanos, una ciudad que últimamente, en buena parte debido a su situación geográfica demasiado escorada y al sur y al buen trabajo realizado por la ciudad condal, siempre ha quedado relegada a una posición secundaria como pariente pobre de Barcelona en la psique americana. Y es que la combinación Euro y Vegas es infalible. El prefijo euro contiene en buena parte todo lo positivo que sigue haciendo Europa atractiva para los norteamericanos como es el saber vivir, comer, las tradiciones, los monumentos, los mercados, la vida ciudadana y ese tipo de cosas. Incluso aunque mucha gente joven emplea peyorativamente la palabra eurotrash para etiquetar la música disco europea como de excesivamente insulsa y mecanizada, el calificativo no está exento de admiración.
Y Las Vegas, que decir de lugar tan absurdo. Junto a Hawaii y Disneyworld completa la triada de lugares a los que todo buen americano debe ir al menos una vez en la vida. En la mente americana, Las Vegas es un rito de paso, un mito que otorga licencia al viajante para mostrarse chabacano, vulgar, vicioso y pecar en compañía de un grupo de antiguos amigos de la facultad o durante una despedida de soltero sin asomo de sentimiento de culpa. No importa que en realidad Las Vegas sea sobre todo un inmenso centro de congresos donde las compañías y las organizaciones celebran todo tipo de eventos y presentaciones (la comparación que se hace a menudo de Las Vegas o Eurovegas con un inmenso puticlub no puede ir mas desencaminada). No se me ocurre monumento, evento o story capaz de crear brand awareness de una ciudad como Madrid o la propia España que pueda superar a Eurovegas. Quizás Eurodisney pudo haberlo superado. Hay que ser realista, al americano medio más que los viejos museos o desgastados monumentos, de los que se cansa a los dos o tres días, sobre todo le fascina como se manifiesta la cultura popular en otras latitudes y pocas cosas son comparables a un remedo de Las Vegas en la planicie manchega. Si, quizás a todos nos gustaría que la región de Madrid fuera conocida por las mismas cosas que la Provenza o la Toscana, pero creedme en la dichosa era de la economía de la atención, en la que ésta se ha convertido en el bien más escaso para empresas, países, ciudades y personas, albergar un remedo europeo de Las Vegas es una jugada ganadora.
Buen enfoque. Por aquí (Madrid) nadie ha hecho una aproximación del estilo. Sí que ha habido mucho comentario apocalíptico, asegurando que el país se nos iba a llenar de putas y maleantes. En fin...
ResponderEliminarYo creo que Madrid necesita de elementos diferenciadores que puedan comunicarse con facilidad. El unico que se me ocurre hoy dia es el Real Madrid. Eurovegas son los juegos olimpicos que necesitaba Madrid.
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