Es obvio que en
Estados Unidos no se practica la eugenesia hoy día. Sería un contrasentido
flagrante en el país que derrotó al nazismo e inventó el concepto de corrección
política.
Sin embargo, es
curioso el olvido del libro de Madison Grant titulado La caída de la gran raza y otros que en su tiempo aducían
argumentos eugenésicos para limitar las cuotas de inmigrantes no nórdicos en
tierras norteamericanas. No hace un siglo de ello. Todo el mundo habla de Mi lucha de Hitler para condenarlo, pero
no de estos otros libros perpetrados por nativos norteamericanos.
Y, sin embargo,
hay algo todavía en el ambiente norteamericano que retrotrae al pasado eugenésico.
Un no se qué por el cual se tolera menos la exposición pública de los defectos
físicos que en otras latitudes.
No es sólo que no
haya un solo actor bueno o malo que no haya pasado por el gimnasio y luzca un six pack en mayor o menor medida en las
escenas de cama. O que haya una preocupación quizás algo desproporcionada por
la dentadura a la que se le ha dado siempre una importancia mucho mayor que en
Europa. Más importante es la intolerancia hacia aquellos que no son capaces de
sacar adelante sus propios asuntos por sí mismos, a los que de alguna manera se
hace responsable de su desgracia, de haber perdido el trabajo o sufrir alguna
enfermedad por no cuidarse. No es eugenesia propiamente dicha, pero se le
parece algo.
Se percibe un
orgullo difuso, confirmado por el ambiente, entre los actuales descendientes de
nórdicos o noreuropeos que no se ve tanto entre los descendientes de otras
etnias. De hecho se ha producido mucha cine y serie de televisión sobre
inmigrantes europeos, pero muy poco, casi nada en comparación, sobre
inmigrantes venidos de México o de otras zonas del mundo. No se ha construido
un mito sobre ello.
Las apariencias
no engañan. En Estados Unidos se ve mucha menos gente en la vida corriente que
sufra discapacidades de lo que las propias estadísticas indican. ¿Donde está la
gente que sufre síndrome de Down o son invidentes? Hay algo desolador en la
imagen algo habitual de los ancianos solos en silla de ruedas de propulsión
eléctrica yendo por una acera solitaria al borde de una autopista.
Estados Unidos es
el país de las grandes fundaciones y organizaciones no lucrativas, mantiene la
idea de que dar al que lo necesita es opcional y eso es lo que hace grande al
gesto pero un poco más de solidaridad impuesta y aceptación de que a la especial humana también la definen las limitaciones físicas de tdo tipo.
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