Los
documentos mastodónticos son propios de las sociedades menos desarrolladas en
los que el nivel de confianza entre las personas es bajo y se piensa que por
escribir las cosas la ley se hace cumplir. La burocracia no es sino un desesperado
y vacuo intento de predecir el futuro, de evitar los imprevistos y a menudo lo
que hace es coartar la creatividad.
Aunque
las cosas hayan cambiado mucho en estos últimos 30 o 40 años, sigue siendo
característico de los gobiernos de los países latinos el despliegue de leyes y
de normas prolijas para asegurar la confianza entre los miembros de sus
sociedades. Después de todo, seguimos rigiéndonos por el Código Napoleónico
que, heredero del Derecho Romano, establece que aquello que no está expresamente
permitido está prohibido a diferencia de la Common
Law inglesa que establece justamente lo contrario.
Esto
es un hecho cuando hablamos de procesos legales o normas de convivencia
dictadas por los poderes públicos. No sucede lo mismo, sin embargo, en el mundo
de la empresa, por ejemplo. En un gran número de empresas españolas, los
procesos no están bien definidos, dependen en muchos casos de las secretarias
que vienen a ser la memoria viva de la empresa en el caso de que haya acumulado
antigüedad. Los manuales del empleado, las normas, la explicación de los
procesos obedece, en muchos casos, a la subjetividad y libre interpretación de
los supervisores o a la aplicación de grandes normas, como el Estatuto de los
Trabajadores, que en el fondo nadie aplica por razones económicas o de
estructuras de poder.
A los
americanos, en cambio, les gusta ponerlo todo en un papel y cuanto más
detallado mejor. No tanto por una falta de confianza, suelen ser gente que se
siente relativamente cómoda con el riesgo, sino porque el elemento subjetivo
está devaluado. La opinión personal, la
decisión tomada a última hora sin contrastar no gozan de gran prestigio. No en
vano, decir que alguien es “opinionated” (demasiado opinativo) es peyorativo
mientras que en nuestra cultura alguien que tiene carácter (lo que aquí se
denomina temper, es decir, que pierde
los estribos con facilidad) se percibe como un rasgo que puede ser molesto a
veces pero en general positivo. Lo que cuenta son los procesos, aquello que no
requiere de una deliberación a última hora.
Ponerlo
todo en un papel es un gesto típicamente americano al igual que el concepto,
tan imitado hoy en día, del case study,
de las autobiografías o libros de memorias (relativamente escasos en España),
del hazlo tu mismo o si no cómpramelo a mí, o de compartir el
conocimiento escribiendo una crítica de unas bolsas para el aspirador en
Amazon.com (hay una buena cantidad de ellas).
Poner
las cosas por escrito, aunque sean obviedades o lugares comunes, es americano.
Es una forma de crear o envolver un producto.
Estimado César:
ResponderEliminarEn relación a lo de "opinionated", siempre he dicho, no sé si con acierto o no, que una característica de España es que todo el mundo tiene opinión de todo sin saber de nada. Da igual si se trata de economía, de sanidad, de energías renovables, de un crimen o de tecnología. En España no hay un taxista que, pongamos por caso, no tenga la solución al problema del tráfico en su ciudad. Parece que todos fuesen ingenieros de caminos.
A veces me pregunto cómo es posible que tanto listo no esté trabajando de ministro en vez de ser camarero o administrativo. Eso sí, habría que escuchar la sarta de majaderías fruto de la ignorancia más absoluta que dicen.
Mi pregunta es: esa idea peyorativa que se tiene en EE.UU. de la gente con demasiada opinión, ¿se nota realmente en contraste con los españoles? Quiero decir, ¿son realmente más humildes y contenidos en sus opiniones o esa contención sólo se aplica en el mundo empresarial?
Gracias.
Hola Antonio,
ResponderEliminarEn mi opinion la idea peyorativa acerca de aquellos que opinan demasiado que tienen los americanos abarca todas las esferas. El americano valora mucho el buen rollo, smooth relationships, aunque solo sea en la superfiicie.
Las opiniones tienden a crear fricciones, tension entre las personas. Para muchos americanos eso es un inconveniente que les hace sentir incomodos. Fijate que poco se discute en publico en Estados Unidos en comparacion con Espana.
Esta mal visto. El mero hecho de discutir, aunque no sea acalarodamente, hace que en muchos casos uno pierda la razon de antemano.
Cesar